1) Tras las elecciones regionales del 15 de octubre, surge el enésimo debate estéril. ¿Quién tuvo la culpa, el fraude o la abstención? Más que por los resultados, esta falsa discusión parece animada por las rencillas internas y las ganas de pasar facturas pendientes en el seno de la oposición.
2) Los números no son fríos. Jamás. Y en este caso, mucho menos. Es imposible valorar lo ocurrido el domingo sin tomar en cuenta la maquinaria fraudulenta que ha diseñado el régimen chavista para vaciar de contenido el voto y convertir en una farsa cualquier proceso electoral.
3) Los teóricos que identificaban hasta 2015 al régimen chavista como un “autoritarismo competitivo”, reconocen que desde hace al menos un par de años ya perdió ese apellido de “competitivo” para asumirse como un autoritarismo puro y duro, que asfixia a la disidencia y pretende instalar un modelo totalitario en Venezuela. La maquinaria fraudulenta lo confirma.
4) Esa maquinaria fraudulenta tiene entre sus objetivos promover la abstención. Por eso obstaculiza la inscripción y actualización del Registro Electoral, reubica centros de votación a última hora y dificulta el ejercicio del derecho al voto negando las sustituciones. En una democracia tan sana como la chavista, el Consejo Nacional Electoral y todas las instituciones del Estado se esfuerzan en sembrar apatía y desconfianza para desmovilizar a los electores.
5) Quien desee evaluar con seriedad los resultados del domingo, no puede minimizar o relativizar el impacto de esa maquinaria fraudulenta. Allí está la clave. Estas elecciones debieron celebrarse en diciembre de 2016, pero el régimen lo impidió y suspendió el proceso hasta construir e imponer las mejores condiciones a su favor. Entonces, la fecha de las elecciones no la establecen la Constitución y las leyes, sino el cálculo de los gobernantes que aspiran a perpetuarse en el poder.
6) Para derrotar a Carlos Ocariz en el estado Miranda, primero hubo que inhabilitar a Henrique Capriles Radonski. El régimen chavista comenzó a recuperar el estado Amazonas cuando decidió sacar del juego al gobernador Liborio Guarulla. De nuevo, el oficialismo interviene para definir o “escoger” a su adversario.
7) En el pasado, la oposición ha disminuido o caricaturizado el uso de recursos públicos por parte del oficialismo. Así nació el chiste de “Misión Agarre”. En su primera etapa, la “Misión Agarre” prácticamente se refería a la repartición de neveras, cocinas y lavadoras en plena campaña. Pero ahora se ha descendido hasta lo más básico: alimentos y medicinas. Y, por este camino, en 2018 incluirán el oxígeno. Quiere respirar, saque el carnet de la patria. Chantaje, extorsión y dependencia, elementos fundamentales de esta maquinaria fraudulenta.
8) La maquinaria fraudulenta se supera en cada proceso y llega al ridículo de obligar a los partidos a no votar por ellos. Eso ocurrió con las sustituciones. A principios de año, el CNE exigió a las organizaciones que recogieran firmas para inscribirse y mantener vigentes sus símbolos. Y ahora –en la práctica- les anula sus tarjetas, impidiéndoles postular a los candidatos de su preferencia. Al margen de otras muchas trampas perpetradas, esta medida allanó el camino para robarle la gobernación del estado Bolívar a Andrés Velásquez.
9) La denuncia del propio Velásquez en el estado Bolívar, que incluye la presentación de once actas que supuestamente fueron adulteradas, demostraría que esta maquinaria fraudulenta ya no se detiene en nada. Esto va más allá de “triquiñuelas” y “zancadillas”. El CNE que siempre ofrece datos “irreversibles” tardó más de 48 horas para anunciar al ganador y, por si fuera poco, lo hizo literalmente entre gallos y media noche. El pranato en acción.
10) El 15 de octubre marca la muerte del “sípuedismo”. Ante cada atropello y abuso del régimen chavista, no basta con responder que “sí se puede”. Esta maquinaria fraudulenta no se derrota con libros de autoayuda y frases de Paulo Coelho. Es un desafío muy serio y de eso ya se ha dado cuenta la comunidad internacional, que alza su voz para rechazar los resultados de las regionales y exigir un sistema electoral transparente.
11) Nadie derrota totalmente a una maquinaria fraudulenta que establece claramente sus límites. En 2015, la oposición ganó los 2/3 de la Cámara. De inmediato, el régimen chavista le rebanó tres diputados y, sin empachos, dejó al estado Amazonas sin representación en el Parlamento. Así mutiló al Poder Legislativo antes de fulminarlo por completo. Ahora repite la dosis: “admite” ciertos reveses, pero jamás permitirá que un dirigente molesto se instale en los predios de su Arco Minero.
12) La maquinaria fraudulenta ya no se conforma con desconocer el voto popular, cosa que viene haciendo abiertamente desde 2007. Pierde la reforma, la aplica igual. Pierde la Alcaldía Metropolitana, la desvalija. El 30 de julio – fecha de las elecciones de la Constituyente – marcó un punto de inflexión, la verdadera marcha del no retorno. El diputado Freddy Guevara advertía que en esta ocasión ni siquiera tuvieron los contactos regulares con el Plan República, y el CNE tampoco se afanó en disimular su apoyo al Partido Socialista Unido de Venezuela. Aprendida la lección de 2015, el Estado chavista utilizó las regionales como un arma para aplastar al enemigo.
13) A estas alturas ya no es suficiente declarar que “se obligó al gobierno a cometer un fraude” o repetir el tan manido “se le cayó la careta”. La reacción de la comunidad internacional ratifica que nadie se llama a engaños. Todos, dentro y fuera, observan que la maquinaria fraudulenta atenta contra cualquier salida electoral e impide que los venezolanos decidan libremente su destino.
14) El objetivo, entonces, es rescatar la vía electoral que el chavismo se empeña en enterrar. La Unidad ha señalado que no está dispuesta a participar en ningún proceso de negociación en este momento. Sin embargo, eventualmente tendrá que volver a conversar y tratar de utilizar a su favor ese apoyo de la comunidad internacional para alcanzar un proceso electoral justo. No se trata de renunciar a la vía electoral, sino de ejercer toda la presión posible para conquistar las garantías necesarias y rescatar el voto. En síntesis: una elección de verdad, verdad, y no está farsa que tiene de todo menos de democrático.
15) Lo dicho hasta aquí no exime a la Unidad de su responsabilidad en los resultados del 15 de octubre. La denuncia sobre la maquinaria fraudulenta desplegada por el chavismo no puede servir de excusa para postergar una revisión profunda sobre la conducción y el liderazgo de la oposición, cuyos graves errores y divisiones internas facilitan el trabajo del gobierno. El proceso electoral está tan viciado, que la imagen que arroja sus resultados es absolutamente turbia y engañosa. Pero también es cierto que en este momento, en cualquier foto la Unidad sale movida.
Un comentario
Hola!lo cierto es que venezuela pir sí misma no sale de esta dictadura porque se trata no solo de eso sino de un desgobierno narcotragicante, super corrupto ,asesino y aliados con otros paises de igual proceder!!