Por: Carlos Raúl Hernández
Basta del insulto procaz, la calumnia a los que luchan a diario, proferidos por 4 o 5 mayameros
La furia ciega e impotente que comenzó el 12F, hará cenizas la esperanza de cambio si no surge una recia voluntad de rectificación. El retiro caótico por la derrota enfanga la Unidad, los partidos y los líderes, pero lo peor es que siembra en los electores desmoralización y dudas sobre la eficacia del voto. En 2015 la abstención podría castrar a 49% y el país será otra vez una finca chavista; y un gobierno multitudinariamente impugnado, que casi solo cuenta con la fuerza, pudiera obtener una mayoría confortable con diputados electos precariamente y rematricular su control sobre Estado y sociedad. Borrón y cuenta nueva, sin retorno visible la distopía: neocastrismo o priísmo. Los Tío Conejo, vivarachos radicales duros hoy, pero también electoreros que bailan en todos los tablaos, sepan que antielectoralismo se paga.
Encuesta indica alto rechazo a impulsores del «levantamiento». Todos los fast track no electorales (paro petrolero, «megaplasta», plaza Altamira, guarimbas, abstencionismo) clavetearon el cadalso y lo único que obstruye el proyecto totalitario son los líderes electos, atravesados como cuñas entre los dientes del engranaje. El Hannibal Lecter intraopositor, el rencor, impide que los que se equivocaron clausuren la aventura y den pasos hacia el objetivo común. No debe olvidarse que los abstencionistas son responsables que la alternativa apenas tenga tres gobernadores. Basta del insulto procaz, la calumnia a los que luchan a diario, proferidos por cuatro o cinco generales mayameros que imparten irresponsables instrucciones y desacreditan a quienes dedican su vida a dar la cara. Tapar esa cloaca y prepararse para votar.
Laboratorio sucio del bien
Un sustituto de elecciones huele a engendro. Únicamente las elecciones mantienen abiertas ventanas de libertad que sobreviven porque a partir de 2006 se arrebató la conducción al mix de radicalismo de izquierda, de derecha y de dinero, que hoy busca revancha con malderrabia, prisa suicida y falta de realidad. Lo que Hegel llamó «política del corazón». Si la Unidad, bombardeada desde el gobierno y desde Miami, trastabilla y no va a votar, esta megacrisis desenlazará en un reacomodo dentro del chavismo. La salida movió que el desvencijado andamiaje del gobierno se sostenía porque burócratas cobardes e inconfesables se negaban… «a sacar la gente a la calle». El fracaso de esa quimera trajo el rencor intestino que debe enfrentarse.
¿Se va a reconstituir la Unidad diciendo que Aveledo recibe dinero sucio? Profesionales, observadores, periodistas o cualquiera que señale los peligros de la precipitación, recibe las pestilencias del laboratorio fascista «opositor» donde las gallinas trollean a los seres humanos, copia fiel del modelo del «G2» -hasta se llama parecido, «L2»- y someten a los críticos a «tratamiento» como en Cuba a los contrarrevolucionarios. Con invitados estelares como «Reinaldo profeta» hurgan y falsifican vidas privadas y públicas de quienes advierten los traspié. Utilizan para ello muchachos twiteros que enseñan a vivir en el sedimento de la letrina, a ser larvas de gánsters, reptar en el limo, que eso es política y vale para enfrentar críticos. Tampoco los subterfugios mejoran las cosas, ni ayudan a aprender del error y evitarlo. Uno es «gracias a las salida-guarimbas hay diálogo», espec- tacular triple dribling que termina en autogol. Solo sirve para esconder la conciencia bajo la alfombra.
¿Dónde están los invencibles?
Remember. Era una salida no electoral y no dialogante «¡El diálogo que propone este gobierno es una farsa!», «¿dialogar mientras hay estudiantes presos?», «¡contra la pasividad… y… los dialogueros de la MUD». «¡Ya falta poco!»… «¡nunca hemos estado tan cerca de la victoria!»… «¡no nos para nadie!»… «¡ahora somos invencibles!», exultantes frases de colección. Si el diálogo es producto de eso, la salida logró exactamente lo contrario de lo que buscaba, lo que salió fue el tiro por la culata y la pegaron porque fracasaron, detalle de sus dotes dirigentes. Lula, José Mujica y Rafael Correa fuerzan las incómodas conversaciones, para evitar un default, una seria amenaza sobre todo para los países más pequeños de Unasur, y porque encima, el fardo del gobierno enfermo asesinó 40 personas (nadie debería ser tan iluso para reivindicar eso como «un éxito»)
La opción del diálogo fue una contingencia inevitable que debe enfrentarse y quien se pare de la mesa pierde. No es un triunfo y puede ser una derrota. Por eso radicales como Cabello y Jorge Rodríguez quieren que la Unidad se vaya y no habría que ayudarlos. Alexander Herzen, entre los más grandes pensadores y defensores de la libertad del siglo XIX, no es demasiado conocido, tal vez por eso último. Escribió que «la historia es la autobiografía de un loco». No hay destino, cada momento es un hervidero de potencialidades, no tiene orden alguno, los hombres escogen sus opciones y con demasiada frecuencia lo hacen mal por el ímpetu o la ambición. No es fatal si este régimen cesará o triunfará y lo que pase hay que construirlo. En el mar de pasión, odios, cegueras, quienes dirigen en medio de naufragio no deben ceder a la locura, cueste lo que cueste… «(la historia es) el desafío interminable en el que tienen que probar su fuerza y su genio los que luchan, para conseguir el camino que lleva donde desean. O abrirlo si no existe».
@CarlosRaulHer