Publicado en: Semanario Quinto Día
Por: Mario Villegas
Debe ser terrible estar casado por obligación. Convivir por mero compromiso todos los días y para toda la vida con una persona con la que no se quiere compartir la existencia es algo que no se le debería desear ni al peor enemigo. Pobrecitos de aquellos seres humanos que habitan en Filipinas, el único país del mundo que aún tiene prohibido el divorcio, o de aquellos otros terrícolas que por arcaico mandato eclesiástico siguen atados en cualquier rincón del planeta a alguien con quien no quieren estar.
Claro que hay que hacer los esfuerzos necesarios para tratar de preservar la unión familiar, pero cuando la situación resulta insalvable lo más apropiado es el divorcio.
Los matrimonios obligados no son malos solo en el amor y la vida hogareña. También lo son en cualquier otro tipo de relación o de sociedad, bien sea empresarial, profesional, sindical, académica, deportiva, espiritual, científica y, por supuesto, política. A este punto quería llegar.
La implantación de la línea abstencionista por parte de los cuatro partidos que ejercen la hegemonía en la Mesa de la Unidad Democrática (Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo), condujo a Henri Falcón y a su partido Avanzada Progresista a distanciarse de esa alianza y a inscribir su candidatura para las presidenciales del 20M.
La campaña de insultos y descalificaciones contra Falcón y quienes decidieron apoyarle no se hizo esperar: “colaboracionistas”, “vendidos”, “traidores”, “tontos útiles”, “cómplices del régimen” fueron los calificativos más menudos.
Contrario al acuerdo firmado en el CNE, el proceso electoral resultó altamente viciado por el ventajismo oficialista y la grotesca compra de votos por parte de Maduro, lo cual llevó a Falcón a impugnarlo ante el Tribunal Supremo de Justicia. Sin embargo, los resultados numéricos confirmaron que Maduro y su gobierno habrían sido ruidosamente derrotados si quienes se abstuvieron de votar lo hubiesen hecho por Falcón.
No es la primera vez que se producen diferencias en la MUD entre dos visiones y maneras de concebir y ejercer la acción política. Los desencuentros afloraron con fuerza cuando la MUD dispuso que la Asamblea Nacional declarase que el presidente Maduro había abandonado el cargo. El partido AP salvó su voto en aquel absurdo episodio.
Los partidos del G4 participaron en las elecciones de gobernadores y en las de alcaldes, ambas dispuestas por la Asamblea Nacional Constituyente y efectuadas por el actual CNE. Uno de esos partidos ordenó a sus gobernadores electos juramentarse ante la írrita ANC. Y en las municipales, varios de esos partidos participaron en forma encubierta, con candidatos propios pero con otras tarjetas, para simular que no tomaban parte en esos procesos.
Igual pasó con el diálogo. Los voceros del G4 abjuraban del mismo y negaban estar en conversaciones con el gobierno, pero fueron sorprendidos en encuentros clandestinos en República Dominicana.
Los que convocaron a la abstención son los mismos que tras más de cien muertos el año pasado persistieron en convocar a marchas y guarimbas con la promesa de que Maduro estaba a punto de caer e impedirían la instalación de la ANC. Ni Maduro cayó ni se impidió la ANC. Y después, como si nada, concurrieron a las elecciones de gobernadores y fueron de nuevo a dialogar con el gobierno.
Ahora plantaron la bandera de la abstención cuando Maduro estaba en su peor momento y 80% del país clamaba por un cambio. El plan abstencionista no estuvo ni está claro, pero sí su resultado inicial: Maduro sigue en Miraflores y se perdió una oportunidad dorada de derrotarlo y sacarlo del poder.
Falcón y su partido han sido claros. Siempre se opusieron a que la toma de decisiones en la MUD fuese secuestrada por el G4. Son abiertos promotores de una solución pacífica, constitucional, democrática y electoral. Son partidarios del diálogo y de propender a una transición para instaurar un gobierno de unidad nacional.
Los partidos, movimientos e individualidades que apoyaron la candidatura de Falcón han decidido constituir una plataforma de unidad para seguir actuando juntos e incidiendo cada vez con mayor fuerza en el devenir nacional. En eso andan Avanzada Progresista, Copei, MAS, Movimiento Ecológico, Soluciones, Juntos, Independientes por la Comunidad Nacional, Cambiemos, De Frente con Venezuela, Bandera Roja, entre otros.
En la disyuntiva Maduro o Falcón, los jerarcas del G4 y algunos socios menores prefirieron llamar a la abstención para que continuara Maduro. Ahora llaman a Falcón para que vuelva a la MUD. ¡Habrase visto semejante hipocresía!
Habrá muchas circunstancias en las que la nueva plataforma pueda coincidir y actuar conjuntamente con la MUD y el Frente Amplio, conservando cada alianza política su propia identidad e independencia.
Pero matrimonio obligado no habrá. Que cada quien se quede con su cada cual.
@mario_villegas
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