Publicado en Noticiero Digital
Por: Ismael Pérez Vigil
Hay dos eventos ocurridos recientemente que merecen ser destacados. Dos eventos disímiles, pero con una misma raíz, con un mismo objetivo: la lucha contra la dictadura, la resistencia activa para restablecer la democracia. Uno, el Congreso Venezuela Libre; el otro, las elecciones estudiantiles en la Universidad de Carabobo. Frentes de resistencia con diferentes y efectivas formas de acción.
Con respecto al Congreso, participé en el capítulo de Caracas y vale la pena comentar la experiencia y algunas de las conclusiones. Fue una experiencia de movilización y organización importante. No es trivial movilizar, sin recursos, a miles de personas, entre participantes y organizadores, por todo el país y ponerlos a discutir seis temas en varias mesas de trabajo, para sacar de cada una de ellas propuestas, conclusiones y designar delegados que se reunirán el 26 de noviembre en el Congreso Nacional que se llevará a cabo en el Aula Magna de la UCV.
Fue significativo el Congreso no sólo por el contenido, el nivel de la discusión y las conclusiones, sino también por la composición del grupo –bastante heterogénea– desde el punto de vista político y desde el punto de vista social: representantes de varios partidos políticos, integrantes de diversas organizaciones de la sociedad civil, representantes populares de varios sectores de Caracas y profesores y estudiantes universitarios. El tema de la mesa era Transición y Elecciones, pero solo me referiré al tema de la Transición, pues el electoral lo he tratado en diversos artículos anteriores.
La palabra clave en la discusión fue la “negociación” y me llama la atención porque éste es uno de los temas satanizados por analistas y en diversas redes sociales. Quien se atreve a hablar de negociación es inmediatamente crucificado por los pontífices de las redes sociales. Pero en esa mesa con representantes, como ya dije, de diversos partidos, de ONG, de sectores populares y universitarios, no se tuvo miedo de las palabras, las ideas y las propuestas. Se coincidió en que se acerca un proceso de transición, en donde la negociación será un tema ineludible e indispensable de la agenda y, por lo tanto, es importante definir la forma en que se llevará a cabo y cuáles son nuestras aspiraciones. Por supuesto la negociación –no puede ser de otra manera– se desarrollará entre quienes apoyan al régimen y quienes lo adversamos.
En esta materia la oposición tiene tres tareas importantes; primero, qué propuesta llevar al pueblo para convencerlo de que la opción opositora que ofrecemos es mejor que la que le estamos pidiendo que abandone; pero, es sobre todo muy importante la forma de transmitirla, la narrativa, el discurso que se emplee, que toque las fibras sensibles, que motive y entusiasme, que mueva y comprometa y promueva al mismo tiempo la reflexión, la toma de conciencia y la acción proclive al cambio de modelo económico y político.
El segundo factor a tomar en cuenta, inevitablemente, es que a los que estén dispuestos a abandonar el poder, sin propiciar la impunidad de los que hayan cometido delitos graves, se les debe garantizar tolerancia y justicia para que estén dispuestos a abandonar el poder –que es lo que nos interesa– y a aceptar y promover el cambio, aun cuando hayan apoyado al régimen que están abandonando.
El tercer factor a tomar en cuenta es cómo organizar la presión nacional e internacional para que se produzca el quiebre, la fractura, que permita una salida; cómo mostrar a los factores internos –que pudieran influir en una transición– y a la comunidad internacional, la fuerza y apoyo popular con que cuenta la oposición.
El segundo evento ocurrido recientemente que quiero resaltar como acto de resistencia civil, al igual que el Congreso Venezuela Libre, son las valiosas lecciones que nos dejan las elecciones estudiantiles en la Universidad de Carabobo. Nadie pretende comparar lo ocurrido en esas elecciones estudiantiles, que se realizan después de diez años, con las elecciones que se dan en el país. Es obvio que allí no actúa el CNE, ni hay una ANC que convoca el proceso y mucho menos un Plan Republica, bajo órdenes de un alto mando militar, parcializado por el Gobierno.
Pero respetando diferencias, niveles y escalas, hasta quienes hacen las afirmaciones anteriores, profesores y autoridades de dicha universidad, nos describen con lujo de detalles la violencia desatada y desmanes cometidos contra estudiantes y votantes, por parte de las autoridades regionales, locales, milicias y grupos armados partidarios de la dictadura, que intentaron y no pudieron, torcer los resultados que allí se dieron y desconocer la voluntad de los estudiantes.
Es verdad, la UC no es el país, pero allí se dieron, de todas maneras, varias lecciones importantes: que es posible unirse y dejar de lado apetencias particulares, que es posible resistir a la violencia y a pesar de ella ejercer el derecho al voto, que es posible que ese voto valga, que cuente, que sea efectivo, que se imponga la voluntad popular, expresada en votos, a pesar de los intentos de trampas y de la violencia.
Si se piensa que está fuera de contexto comparar la UC con el país, para resaltar el valor del voto y desestimar la abstención, también está fuera de la realidad si se pretende desconocer lo ocurrido en la UC para seguir sosteniendo tesis abstencionistas y de no participación electoral. Carabobo también demuestra que no son los votos los que construyen la política, sino que son la expresión de una política, de consenso, de unidad, un arma más de la lucha, que en esta ocasión y en el pasado han demostrado su eficacia.
El Congreso Venezuela Libre y las elecciones estudiantiles de la Universidad de Carabobo son dos importantes demostraciones de la resistencia activa, de la lucha por la democracia, que se pueden dar en un contexto de unidad de objetivos, más allá o por encima de las diferencias específicas. Nuestro compromiso debe ser seguir activando acciones de resistencia activa, ganando terreno y espacios y construyendo consenso, unidad y mayoría. Esa es la verdadera vía de la salida.
Politólogo