De la cabina del piloto a los controles del avión – Carolina Espada

Publicado en: El Nacional

Por: Carolina Espada

En la fotografía, tomada por el ingeniero de vuelo Sigmund Schulz en 1957, vemos a los hermanos Gerber y Heinz Fischer en la cabina de un Focke-Wulf Fw 200 Condor con su muñequita Bild Lilli. Aunque también puede que no se trate de ellos y que la aeronave haya sido un Lockheed Constellation (uno nunca sabe)… pero Lilli sí es Lilli, la antecesora alemana de la Barbie estadounidense. A diferencia de la gringa, la germana no era precisamente un juguete para las niñas, sino para sus papás o para sus hermanos mayores. Un fetichito erótico ultra ligero, superleicht.

Todo comenzó en la ciudad de Hamburgo —el 24 de junio de 1952— en el tabloide Bild-Zeitung. Para el número inaugural, al dibujante Reihard Beuthien le encargaron una tira cómica de “relleno”. La primera ilustración que presentó fue la de un bebé revoltoso y al editor no le gustó: Nein!!! El segundo dibujito sí fue de su agrado: Wunderbar!!!  Se trataba de una rubia sexy, curvilínea y con colita de caballo, que estaba frente a una adivina y le preguntaba sin el menor pudor: “¿Puede darme el nombre y la dirección de un hombre alto, guapo y rico?».

Había nacido Lilli, la cazafortunas irreverente, desenfadada, exhibicionista y sexualmente desinhibida, que algunos no dudaron en tildar de mujerzuela. Su éxito fue inmediato, pues por lo visto las chicas malas son mucho más divertidas que las decentes y recatadas. Así, las picardías de esta pilluela de posguerra fueron publicadas diariamente como viñeta satírica para regocijo de todos (tanto hombres como mujeres… inquietas).

En el recuadrito aparecía Lili –frente a su novio o a su jefe o a desconocidos o a sus amigas– vistiéndose, desvistiéndose, enrollada en una toalla, en ropa interior y hasta en bikini en plena calle. En la caricatura, un policía la amonestaba, porque los trajes de baño de dos piezas estaban rotundamente prohibidos en la vía pública. Y ella de inmediato respondía: “¿Aaah, y en su opinión, ¿qué parte debo quitarme?”.

La Lilli del periódico fue tan exitosa, que crearon la muñequita para lanzarla a un mercado que desde hacía tiempo esperaba por ella. Max Weissbrodt, de la compañía de juguetes O&M Hauser, se encargó de diseñar el prototipo basado en los dibujos de Beuthien. El sueño hecho realidad apareció el 12 de agosto de 1955; era rubia como la del periódico, pero tuvieron que hacer algunas morenas y otras tantas pelirrojas para complacer todos los gustos; estaba hecha de poliestireno y venía en dos tamaños: 30 cm y 19 cm. ¿Su costo? 12 marcos alemanes la grande y 7,50 la pequeña (en una época en la que el ingreso mensual oscilaba entre los 200 y los 400 marcos). Tal y como lo sugieren estos precios, las muñequitas estaban destinadas a los compradores adultos, principalmente hombres, y eran vendidas en puestos de revistas y periódicos, bares, expendios de tabaco y kioscos en donde despachaban flores, chocolates y recuerditos, pues más de un osado le regaló una a su novia a manera de propuesta atrevida. ¡Ah, también se hallaban en las “Sex Shops”! Sieben Kondome und eine Lilli.

Cada una de las 130.000 Lillis comercializadas traía una copia en miniatura del periódico Bild. Un guiño al conocedor. ¿Su popularidad? ¡Siempre en aumento! Allí estaba ella en los espejos retrovisores, en el taller mecánico, en la oficina, en el consultorio, en el salón de belleza y en la cabina del piloto de Gerber y Heinz Fischer. Lo que sucedería a continuación era completamente previsible, las niñitas no tardaron en pedirle a su papá una Lilli con su casita y sus mueblecitos y su ropita: vestidos de fiesta, conjuntos playeros, atavío de tenista, babydoll y, ya en sus últimos años, el “dirndl” (una sola vocal y 5 consonantes para nombrar la vestimenta tradicional de Baviera y la región alpina).

Y sucedió entonces que un buen día, en 1956, Ruth Handler –cofundadora de la compañía juguetera Mattel– fue de viaje a Europa con Barbara, su hija adolescente. La muchacha vio unas Lillis en una vitrina y se las enseñó a su mamá; la empresaria eagle eye (ojo de lince) entró a la tienda y compró tres de ellas. Mrs. Handler sabía muy bien lo que llevaría de regreso a América.

Tres años más tarde, el 9 de marzo de 1959, nació Barbara Millicent Roberts en la Feria Americana Internacional del Juguete en la ciudad de Nueva York. “Barbara” como su hija, “Barbie” por cariño, vino con toda una historia que contar: sus padres eran George y Margaret Roberts, oriundos de Willows, Wisconsin; asistió al Colegio Willows y completó sus estudios en el Instituto Internacional de Manhattan –inspirado en la prestigiosa escuela secundaria Stuyvesant– en donde recibió clases de inglés, latín, lenguas modernas, historia, álgebra, física, química, biología, geografía, antropología, sociología, psicología, nutrición, astronomía, electrónica, ebanistería, metalistería, dibujo técnico, música, canto, literatura, filosofía, arte, actuación, ballet, periodismo, escritura creativa, poesía y los siguientes deportes: natación, golf, tenis, bowling, voleibol, fútbol, baloncesto, gimnasia, cricket, lacrosse, ping pong y béisbol. Que cosa… una educación laica de toda laicidad. ¿De qué religión será Barbie? ¿Cómo será su dios? De repente no tiene, no le hace falta, la diosa de vinilo es ella.

En 1961 salió al mercado Kenneth “Ken” Sean Carson (Kenneth como el hijo de Mrs. Handler). El novio de la Barbie… que nunca funcionó. Medio pasmao, totalmente castrado, con tan poco carisma y encanto personal. Ahora caigo en cuenta por qué nunca creí que sería posible una relación amorosa entre la Barbie y el Ken: estaban inspirados en los hermanitos Handler y por ello él jamás despertó una loca pasión ni un mal pensamiento; estaba ahí como un hermano… y un hermano gafo. #ElKenEsUnAccesorio y nada más.

En 1964 Mattel compró los derechos de Bild Lilli y cesó la producción de la alemancita (crónica de una muerte esperada, pues la última viñeta había sido el 5 de enero de 1961). De esta forma se pasó del fetichito erótico a la super empoderada de la que Mrs. Handler dijo: «Al crear a Barbie, mi filosofía fue que, a través de la muñeca, las niñas pudieran llegar a ser todo lo que quisieran. Barbie siempre ha representado a una mujer que elige por sí misma”.

Lilli desapareció de la cabina del piloto. Ahora Barbie tripula su propio avión. Rosado insufrible pero SU avión.

 

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