Publicado en: El Nacional
Por: Alicia Freilich
Me consta, no me lo contaron. Durante los previos cuarenta años democráticos se luchó sin pausa por el derecho magisterial a un sueldo digno que otorgó lo suficiente para cubrir necesidades primarias y superar su formación como profesional de la enseñanza. Con el diploma de licenciatura en Letras por la Universidad Central de Venezuela -que no autoriza ni prohíbe- inicié una labor pedagógica (1958) de tres décadas en la Normal Miguel Antonio Caro donde se formaban los maestros para la Educación Primaria. Luego ejercí en Secundaria y el Instituto Pedagógico que forja profesores para el bachillerato. El cargo que tenía asignado luego de la graduación me fue solicitado para otorgarlo a un camarada que, junto a tantos harapientos, regresaba del exilio. Nunca me arrepentí de cederlo porque fue un docente decente y muy capacitado.
Esta experiencia se multiplicó entre miles de maestros hasta alcanzar posgrados, becas «Mariscal de Ayacucho» en el exterior civilizado. En otras carreras universitarias siguen iluminando mayormente la diáspora con sus aportes a los países que los refugian. Los secuestrados, en todas las jerarquías, sobreviven a muy duras penas, borrados sus antecedentes laborales, obligados a reclamar, suplicar, amenazar con huelgas que para nada importan al régimen militarista de ignorantes doctorados en delitos y cinismo, titulados en medallas por sus triunfos patrióticos como el saqueo de la riqueza nacional, la persecución criminal de los opositores y las ventas del país al mejor postor, no importa su ideología, solo su chequera.
Al contrario, entre dictaduras -la de estilo tradicional perezjimenista y la totalitaria chavista empoderada mientras mande su indigno criminal generalato-, cuatro generaciones se vieron reflejadas en la vigencia artística de una premiada película y su popular hermosa canción estadounidense. Llevan el nombre de Al maestro con cariño (1967), filme que marcó una etapa importante, pues la protagonizó el primer actor negro del país Sidney Poitier (1924-2022). Basado en un libro biográfico, el guion destaca la importancia vital del maestro bien educado en conocimientos y familiares conductas personales durante el trayecto progresivo de un sistema político libre que permite evolucionar desde la esclavitud individual hasta la liberación comunitaria sustentada en una revuelta educativa sin concesiones a ninguna clase de gobernantes autoritarios.
Un mensaje que hasta el 15 de enero –Día del Maestro venezolano- contiene la fuerza poderosa de una convocatoria urgente, acaso la destinada a promover una rebelión pedagógica, masiva y definitiva.