Publicado en: Blog personal
Por: Naky Soto
La reacción en cadena del chavismo contra el resultado de la elección primaria del domingo 22 de octubre ha sido impresionante. Nicolás, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y hasta Cilia Flores, enmudecida al público desde 2019, han dicho con tonos amenazantes que van a impugnar una acción cívica autogestionada. Suena tan raro que es mejor escribirlo para dejar constancia de que está ocurriendo.
La primaria desafió con civismo y sencillez a un grupo que tras 24 años de poder se entiende inamovible. Las descalificaciones y amenazas contra los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), y la ganadora, María Corina Machado, adelantan tres datos igual de importantes: el menosprecio a la soberanía popular, el uso indebido de la estructura del Estado para abrir procesos judiciales por una acción que no les compete, y con ello, mantener una lectura errada sobre su propia fuerza y poder.
Del silencio a la histeria
Jorge Rodríguez pidió este martes una reunión urgente del mecanismo de verificación de los acuerdos parciales firmados en Barbados el pasado 17 de octubre, a pesar de que toda la movilización del chavismo demuestra que no están dispuestos a cumplir ni siquiera el primer punto del acuerdo sobre garantías electorales, el que afirma que los partidos reconocen el derecho de elegir a sus candidatos. Sólo porque salimos a votar más personas de las que estimaron posible y la ganadora superó al resto de los competidores con más de 90 puntos de diferencia, el chavismo decidió sacar a la primaria de la invisibilidad a la que fue sometida con mucha censura. Ese es un logro: el propio chavismo lleva dos días diciéndole al país que la primaria ocurrió y Machado ganó.
La primaria se había mencionado en el sistema de propaganda cuando quisieron intervenirla con el nuevo Consejo Nacional Electoral, que apareció a destiempo a decir que tenía que controlar la elección. La CNP respondió al llamado oficial, dialogó y luego le explicó al CNE con cuáles tareas podía colaborar para mejorar el proceso. El CNE no aceptó. A la par, hubo un esfuerzo de diversos voceros políticos por ‘denunciar’ debilidades de la elección, avizorando un fracaso monumental. Cada renuncia a cargos regionales, pocos días antes de la elección, llegó acompañada de largos textos que guardaron el mismo esquema: esto está mal, se va a poner peor, no digan que no les dije; es decir, tenían la intención de dañar la credibilidad de la CNP y de la elección. No funcionó.
Romper el molde
Contrario a lo que esperaban los múltiples agresores de este acto civil, los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria fueron diligentes para atender denuncias, renuncias y reclamos, pero además hicieron estos trámites con una gestión de comunicación transparente, dejando un ejemplo para los ejercicios por venir: se puede reaccionar ante lo adverso con método, se puede hacer público lo que te reclaman, y en consecuencia, tú puedes exponer tus resoluciones. La CNP manejó toneladas de presiones y hasta chismes de última hora sobre la supuesta renuncia de sus integrantes. Pareciera no ser tan difícil si se tienen claros los objetivos, pero hace falta templanza, compromiso y dedicación, además de mucho valor, porque sin Estado de Derecho, la fragilidad de todos es enorme.
Nadie nos quita lo baila’o
Los que esperamos y votamos, bajo sol y lluvia, sabemos lo que vivimos. No hay amenaza que pueda cambiar esa experiencia. Allí está el primer error de los agresores, que incluye a los ambosladistas y prêt-à-porter, grupos de supuestos opositores que reparten culpas por igual entre el régimen y la oposición, y los que están hechos a la medida del poder. Trabajaron duro en contra de la elección previendo inclusive actos de violencia que por adelantado endosaron a los potenciales participantes. Y no pasó. Toda la violencia registrada el domingo vino de otros.
En cada persona que acudió a votar hay horas de información que incluyen el reencuentro con otros, la conversación sobre cómo estamos viviendo, la colaboración con gente que no podía acceder al buscador de datos de votación (porque bloquearon decenas de versiones); las historias de amigos y familiares votando en otras partes del mundo, es decir, vivimos mucho más que la espera y el voto. El resultado del domingo expresa con igual vehemencia el hartazgo por unas condiciones de vida indignas y el hartazgo por los políticos “de siempre”, fue un acto de rebeldía con menos riesgos, y por eso repito que la necesidad de cambios y la ilusión por hacerlos posibles no van a mutar por las amenazas. Esas horas de espera le dan un valor distinto al testimonio, porque no te lo contaron, tú lo hiciste posible. La desobediencia entrevera una satisfacción poderosa cuando no vives en libertad.
Una victoria en varias dimensiones
El chavismo no pudo con la extraordinaria auctoritas de los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria, pero tampoco imaginaron que tantos ciudadanos cumplirían su rol como miembros de mesa, voluntarios y testigos, igual en San Fernando de Atabapo como en la península de Araya. La crueldad y la impunidad con la que han violado sistemáticamente los derechos humanos de todos, así como la feroz censura, debieron bastar para amilanar a muchas personas, pero fueron millares las que se movilizaron en zonas controladas por el chavismo. La masividad le dio otro escalafón a esta acción cívica.
La primaria refuerza la necesaria noción de que se puede desafiar al poder, que no está bien normalizar la injusticia, que la cohabitación no es la única ruta y que no tenemos que entregarnos. Tenemos el derecho a elegir. Celebro al resto de los candidatos en competencia, quienes honraron su palabra, concursaron y aceptaron los resultados. Necesitamos líderes magnánimos, no unos sigüís pensando sólo en sus beneficios. Hay que cerrar filas con los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria. Hicieron un gran trabajo con pocos recursos y muchos frentes en contra. Hicieron posible esta acción de resistencia ciudadana invaluable, y por eso el chavismo anda enardecido. Aunque los saque de centro: la soberanía reside en el pueblo, tenemos el derecho a elegir.