El control de Gaza: la solución guerrerista – Trino Márquez

Publicado en: Polítika UCAB

Por: Trino Márquez

Para vengarse del criminal ataque del 7 de octubre de 2023 y complacer al sector ultraderechista del Gabinete que le sirve de soporte a su Gobierno, Benjamín Netanyahu optó por una solución guerrerista, más que militarista, del conflicto que ha sostenido con Hamás, grupo declarado terrorista por la ONU y numerosos Estados europeos.
El último eslabón de esa confrontación se encuentra en la decisión adoptada por el Gabinete de Seguridad, que consiste en tomar el control de la Ciudad de Gaza. En realidad, de toda la Franja de Gaza. La medida ha tenido enormes resistencias tanto en Israel como en otros países. El propio jefe del Estado Mayor del Ejército israelí la ha cuestionado. La oposición, importantes medios de comunicación, organizaciones civiles y los familiares de los rehenes que aún quedan vivos o cuyos cadáveres no han sido devueltos, la rechazan porque la consideran una forma de declarar la muerte de los cautivos y la desaparición definitiva de los cuerpos de los cautivos fallecidos.
En el exterior, aliados tradicionales de Israel como Francia e Inglaterra, se han manifestado en contra de avanzar por ese camino. Alemania, el principal vendedor de armas europeo a Israel, decidió no seguir vendiéndole material bélico que pudiese ser utilizado contra la Franja de Gaza. Hasta el gobierno de Donald Trump, el más importante socio de Netanyahu durante los meses recientes, ha manifestado algunas dudas, aunque demasiado tenues.
Sin embargo, ninguna objeción interna o externa ha sido suficiente para aplacar la furia del señor Netanyahu y el sector radical que lo acompaña y estimula. El primer ministro continúa su plan de eliminar Hamás, asumir el control completo de la Franja de Gaza, marginar la Autoridad Palestina y establecer un gobierno civil con el respaldo de las naciones árabes.
Ese conjunto de objetivos incluye recuperar los rehenes que han logrado sobrevivir al infierno vivido durante casi dos años. Se calcula que son veinte. Nadie sabe cómo logrará ese prodigio. Los cautivos se encuentran en poder de Hamás, y esta camarilla ha dicho en repetidas oportunidades que si Israel avanza en la ocupación, las primeras víctimas serán las indefensas personas que están en sus manos. Netanyahu actúa como un obseso.
Es verdad que Hamás constituye un partido islamista radical, que fue capaz de asesinar al menos a 1.200 personas y secuestrar a otras 250, todas ellas inocentes, que disfrutaban de un entretenido espectáculo musical. Fue una atrocidad. Pero, también es cierto que Hamás, después de años en el ejercicio del gobierno, había perdido bastante apoyo popular por la incompetencia de sus jefes para resolver los problemas fundamentales de la población. Los controles asfixiantes de Israel sobre la Franja explican solo parte de la miseria de los gazatíes. La clave de esa pobreza se encuentra en la incapacidad de Hamás para articular planes y políticas económicas y sociales que permitieran aliviar algunas de las carencias básicas. Probablemente, la pérdida de legitimidad sea una de las causas fundamentales que sirve para de explicar la acción de esos irresponsables, que no midieron las terribles consecuencias que tendría para la población la aventura emprendida ese fatídico 7 de octubre de 2023.
Desde entonces, Netanyahu sin colocar matices ni diferencias de ningún tipo, identificó a Hamás con el pueblo palestino que vive en Gaza. Esa identificación caprichosa lo ha llevado a dirigir una campaña criminal, genocida, supremacista, contra los palestinos. Contra esos pobladores ha habido una política de exterminio. Netanyahu no ha aceptado la mediación de los países árabes y europeos, que se han propuesto como facilitadores para propiciar una salida política y diplomática, que conduzca a aliviar la precaria condición de los más de dos millones de gazaties que se apiñan en un minúsculo territorio en el cual falta comida, agua, combustible y medicinas. Donde no quedan edificios, casas, escuelas ni hospitales. Ahora, al pueblo palestino Netanyahu quiere arrinconarlo a vivir en guetos parecidos a los que se utilizaron para acorralar los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Las acciones de exterminio del ejército israelí comandado por Netanyahu, han causado la muerte de más de sesenta mil personas, la mayoría niños, ancianos y mujeres. La Franja de Gaza ha sido demolida y transformada en un infierno, sin que los terroristas de Hamás den señales de haber desaparecido o estar totalmente neutralizados. El fanatismo político religioso no se elimina de la forma como el primer ministro israelí pretende.
Las soluciones políticas nunca deben abandonarse, ni siquiera frente a grupos de gamberros como el que constituye Hamás. Esta facción terrorista hubiese podido ser aislada y debilitada hasta su extinción, con la participación de las naciones árabes dispuestas a brindar apoyo a los palestinos para alcanzar acuerdos con Israel.
Los Estados y Gobiernos modernos, y el de Israel no puede ser la excepción, se constituyeron para resolver los conflictos, por graves que fuesen, dentro de un marco normativo en el que se respetaran los derechos de los pueblos a existir en paz. Netanyahu violó este principio. Optó por el guerrerismo.

 

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes