El Miedo

Por: Laureano Márquez

  ¡Qué curioso, qué extraño, qué coincidencia!”, como diría Ionesco, el del teatro del absurdo, en la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, un emblema literario de lo que significaron para Venezuela los años terribles de la dictadura de Gómez, se enfrentan dos personas y también dos visiones del mundo: Doña Bárbara (la barbarie) y Santos Luzardo (la santa luz), la civilización representada por el derecho, la ley, la justicia (recordemos que Santos es abogado) y el atraso que simbolizan los métodos brutales de Doña Bárbara, amén de su afición a ritos, brujerías y supercherías de todo tipo. Se enfrentan también el poder de dos hatos, “El Miedo” y “Altamira”. Los nombres tampoco aquí son casuales. Venezuela se ha debatido siempre entre las altas miras de un país democrático, plural, con progreso y justicia y el país de un caporal que nos conduce como si fuéramos peones de su hacienda, maltratando, agrediendo y pisoteando (y esto ha pasado tanto en democracia como en dictadura). Para esto último, fomentar el temor y asustar es fundamental, de allí que Doña Bárbara rebautice “La Barquereña” como “El Miedo”.

  En esta campaña electoral, entre tantos, uno puede percibir claramente que se fomentan tres miedos: • El miedo a perder los logros que un sector de la población ha conseguido. Si gana Capriles te quitarán las misiones, las becas, el puesto, porque el candidato opositor representa a los ricos y odia a los pobres y tiene además un verdadero plan que no es el que dice, sino otro, neoliberal, un paquetazo.

  • El miedo ¬si tienes intención de votar por la oposición¬ a que descubran por quién votaste y eso haga que no consigas aquello que el gobierno te ha prometido: vivienda, trabajo, misiones, etc.

  También el miedo a que pierdas todo lo que has recibido, a que por votar te boten del trabajo y muchos más. Para ello conviene que la gente crea que se puede saber por quién votó.

  • El miedo a la ingobernabilidad.

  Este es un miedo dedicado fundamentalmente a los sectores medios de la población. Por ello se dice que si gana Capriles habrá guerra civil. Se trata de una amenaza muy particular, porque para que haya guerra deben enfrentarse dos grupos armados. Si solo un grupo tiene armas este enfrentamiento no es guerra sino masacre.

  A estos miedos hay que responder: 1) Seamos honestos, Capriles va a tener tan complicada su gestión de gobierno, que digamos que no creyera en la política social, lo que es falso, lo que menos convendría a su gobierno es echar para atrás los avances que hayan podido experimentar los más desfavorecidos; más aún, seguro tendrá que aumentarlos y mejorarlos para frenar el auge de la pobreza. Por otro lado el discurso contra la riqueza le queda falso al poder porque si en algún tiempo se ha fomentado la riqueza fácil ha sido en este.

  2) No temas que nadie va a saber por quién votaste. Un gobierno al que se le pudre la comida y se le olvida colocar pararrayos en los tanques, un gobierno que no puede arreglar un puente ni tapar los huecos de las calles, ¿cómo va a saber por quién votaste? 3) No puede haber guerra civil y menos masacre. Para la primera se necesitan dos bandos armados. Así que al menos que sea ejército contra pranes, ninguna guerra puede venir; menos una represión brutal contra sectores de la población, porque nuestra FAN nunca será instrumento de tales desafueros.

  Sí, el hato El Miedo existe y asusta, pero en toda historia hay un momento en el que la gente se cansa, se harta de ser herida y se sacude el temor, se limpia el polvo del abuso y continúa adelante construyendo sueños.

  Al final, quien tanto te asusta lo que está tratando de decirte es que tiene también demasiado miedo. Liberémoslo de ese miedo el 7-O, démosle unas merecidas vacaciones, a él y al culillo.

 

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