Por: Ramón Hernández
La declaración fue transmitida por las agencias internacionales de noticias y publicada por los medios de comunicación que siguen la campaña electoral venezolana, no tanto por su importancia sino por su significado. Que Edgardo Ramírez, ex ministro de Educación Universitaria, ex profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y actual embajador de Venezuela en Cuba, haya declarado sin falsos pudores que «votar por Chávez es votar por Fidel» será registrado por la historia como uno de los actos de entreguismo más vergonzosos de los venezolanos instalados en el poder y que se desgañitan y se rasgan las vestiduras gritando ¬léase bien, gritando¬ consignas contra el imperialismo yanqui.
Mientras el candidato repitiente ofrece que preservará la especie humana y garantizará la paz planetaria, su delegado en La Habana lo desmiente con los hechos.
Si la Unión Soviética hubiera hecho caso a Fidel Castro durante la crisis de los cohetes en octubre de 1962, seguramente no existiría hoy vida en la Tierra. El chafarote de La Habana pretendía que Moscú lanzara una bomba nuclear sobre Nueva York, con lo que se emparentaba con Mao Tse-tung cuando dijo que estaba dispuesto a sacrificar la vida de 300 millones de chinos, como si se tratara de mosquitos o larvas de gusanos.
Tremenda humanidad.
La especie humana no ha sido preocupación para Fidel. Aunque la maquinaria propagandística de la isla se ha ocupado de enaltecer supuestos éxitos en educación, deportes y salud, la realidad es que las hambrunas han sido recurrentes y que la calidad de vida ha alcanzado niveles miserables y no por el bloqueo. Ahora vuelven al capitalismo ante el fracaso de la libreta de racionamiento y la implosión en cámara lenta que vive la economía centralizada y que no han podido detener con el subsidio venezolano, que triplica con creces el soviético.
«Votar por Chávez es votar por Fidel», dijo Ramírez como quien revela una verdad, como si un rayo lo hubiese iluminado camino de Damasco. Fidel es una momia y ha pretendido que la sociedad cubana también lo sea, no sólo la ha privado del derecho al progreso, a mejorar material y espiritualmente, sino que cuando han mostrado alguna desobediencia ha ordenado aplicar el paredón de fusilamiento y hasta que se bombardeara y hundiera la embarcación en la que cientos de hombres, mujeres y niños intentaban escapar del socialismo a lo Fidel.
Esa «misma cosa» que los directivos del PSUV y del Partido Comunista Cubano pretenden que seamos los dos países es que los militares cubanos nos vengan a carajear hasta en los cuarteles. Esa no fue la idea de Bolívar cuando propuso enviar a Páez a ayudar a independizar la isla.
Presto lista de principios olvidados al borde del precipicio.