¿Por qué son también azotes en sus propios países pobres?
Con indecible vergüenza para cualquier persona normal, varios teóricos defienden las razones de los terroristas del Estado Islámico que asesinaron ciento cincuenta personas en París y amenazan cubrir de sangre Europa. 90% de los musulmanes del mundo son pacíficos, pero la minoría comete 90% de los atentados terroristas. Incluso son anacrónicas y torcidas las versiones blandas del Islam. No respetan leyes ni valores, y crean microtiranías domésticas sobre las mujeres que justifican a nombre de diferencias culturales. El mundo está frente a una monstruosidad bicéfala y muchos creen en racismo malo y racismo bueno, el suyo. A ambos hay que enfrentarles los valores de la democracia occidental, la única que existe. El conflicto no es entre civilizaciones sino de civilización contra barbarie.
Uno es el suprematismo blanco de neofascistas, ETA, Sabino Arana, separatistas catalanes, Andrew MacDonald, Donald Trump, el Tea Party, Hilo Sarrazin, asqueados por los pueblos inferiores, maketas, latinos, negros, asiáticos. Y el racismo revolucionario de las etnias oprimidas que enfrentan a los explotadores de piel clara, según antropólogos poscoloniales y necromarxistas. Con trampas retóricas estos filósofos concluyen que cuando las bestias de ISIS queman vivo un piloto jordano, también musulmán, o castran cientos de niñas en Aleppo, la culpa en el fondo es de Occidente. No atinan en la cuestión musulmana porque el multiculturalismo recomendado por antropólogos y sociólogos izquierdistas, en vez de integrarlos, los haceghettos, semilleros de terror.
Europa salvó sus vidas
Europa tendrá a finales de siglo mayoría de origen islámico y la escritora hebrea Bat Ye’or la llama Eurabia. Holanda sería la primera, y en Amsterdam precisamente un terrorista asesinó a Theo van Gogh, cineasta de excelsa ascendencia. Desde el fin de la II Guerra, Europa no ha hecho más que dar protección a musulmanes perseguidos por el hambre y sátrapas de sus países. Dos generaciones después aborrecen la tierra que los acogió, donde procrearon hijos y nietos con plena ciudadanía. El racismo blanco pretende congelar las migraciones y devolverlas en el expreso a ninguna parte, contra la experiencia humana desde que el homo sapiens sapiens salió de África. El Partido Republicano de EEUU está hoy en una degeneración racista que comienza con la emergencia del Tea Party, cuyo discurso hoy repite Trump.
Lo que dicen datos de Ye’or sobre 2010, un año cualquiera, ilustra cómo el terrorismo musulmán ensangrienta habitualmente al mundo, pero los multiculturalistas creen que es el castigo por crímenes imperialistas y cada inocente que descuartizan en París o New York debería morir con una sonrisa en los labios por expiar pecados nacionales. Comenzaron con disturbios frente al Parlamento de Noruega el 12 de febrero, después que periódicos publicaron dibujos de Mahoma. El grupo Emiratos Islámicos del Cáucaso asesina 40 personas en el metro de Moscú el 29 de marzo. 14 de abril queman vehículos y edificios en el centro de Bruselas. 8 de junio incendios y trifulcas con la policía en Estocolmo. 17 de julio 60 vehículos arden en Grenoble. 30 de agosto, tumultos en Copenhague. 20 de octubre, disturbios fuertes en el centro de Lyon. 26 de octubre musulmanes asaltan la Mezquita de Córdoba. 28 de octubre graves tumultos en Melilla. 31 de diciembre 1.137 vehículos incendiados en las calles de París.
Terror de los países pobres
Aunque disfrutan de la seguridad social, de los maravillosos espacios urbanos, del acceso a servicios modernos, les horroriza la sociedad abierta, antagónica con el tribalismo del Corán, como ocurría a la mente medieval de Lutero durante sus estudios en la Roma renacentista. Sociedades laicas, gente próspera, igualdad entre sexos, mujeres que exhiben su belleza libremente con faldas cortas y la cabeza descubierta, fuman y consumen alcohol. Una fotografía de Kate Moss vestida con solo una ligera franela levantada por el viento y nada abajo en Piazza Navona, hace inmanejables sus emociones . Esa sería la razón del odio a «Occidente». ¿Por qué entonces, son también azotes en sus propios países pobres? En enero de 2010 según el reporte en Islamabad-Paquistán, quemaron vivos a siete cristianos, cincuenta viviendas y una iglesia y atacaron 11 iglesias en Malasia e hirieron a los fieles.
El 5 de marzo 70 musulmanes y 20 policías israelíes resultaron heridos en enfrentamientos en Jerusalén. Ese día un artículo contra la burka desató sublevaciones en dos ciudades de India, Shimoga y Hassan. El 9 de marzo, musulmanes hausa-fulani volvieron picadillo a machetazos a 500 cristianos en Nigeria, y en diciembre asesinaron cien más con bombas. El 29 de marzo, grandes palizas en Hyderabad-India. Trece heridos. En Bagdad el 31 de octubre, Al Qaeda escabecha 58 personas en la catedral del Perpetuo Socorro. Días siguientes matan 64 personas y hieren más de doscientas. 27 de diciembre, revueltas musulmanas en Xinjiang, China, y 200 muertos. El balance de Indonesia ese año es de 700 personas asesinadas por musulmanes. En Alejandría-Egipto, al finalizar la Misa de Año Nuevo en la iglesia copta de Todos los Santos, una bomba causa 23 muertos y 79 heridos ¿Eso será también culpa de las víctimas del insigne Bataclán, monumento nacional de Francia?