Publicado en: Blog personal
Por: Ismael Pérez Vigil
Es innegable que este experimento socialista de 20 años ha fracasado estrepitosamente, no tiene legitimidad –y ahora tampoco legalidad– y solo les queda, como único argumento, intentar aferrarse al poder por la fuerza. También es indudable que hay una oposición viva, que ha sido indoblegable; pero, hay que decir de la manera más diáfana, que en Venezuela los dos grandes grupos en disputa del poder –chavismo/madurismo y oposición– ninguno está en la capacidad de someter al otro y por eso hay que negociar un proceso de transición.
Ahora, con respecto a un mencionado gobierno de transición, –entendiendo por tal el que quede después de que abandone el usurpador el cargo que ocupa de facto y por la fuerza– esté no debe tener ninguna tarea especial que cumplir, su condición es temporal, simplemente mantener la continuidad del gobierno, del Estado, hasta que se den los resultados del proceso electoral y se juramente un nuevo gobierno.
Por lo tanto, no tiene ningún sentido que la oposición vaya a formar una “coalición” con la actual dictadura –aun cuando se haya ido el usurpador– para gobernar durante un periodo de pocos meses, en el cual, por carecer de recursos, de condiciones para gobernar, por múltiples razones, no se va a resolver ninguno de los graves problemas del país. ¿Qué sentido tiene entonces, para la oposición, ser coparticipe en la continuación de este desastre durante un gobierno de transición? Solo una especie de gobierno esperpéntico saldría de esa mezcla. ¿Que “ministerios” o “empresas públicas” tendría cada uno? ¿Qué programa y políticas se irían a aplicar? ¿Acaso en los sectores que “domine” el régimen se seguirían aplicando las políticas socialistas y populistas y en donde este la oposición, políticas de mercado? ¿Si las cosas salen bien, quien se lleva los méritos y quien las responsabilidades si salen mal? Este régimen ha conducido al país a la peor crisis humanitaria e hiperinflación que ha tenido la humanidad. Es responsable de miles de muertos, torturados, presos, desaparecidos; que cargue hasta el final, los pocos meses que falten, con su responsabilidad, que no pretenda “endosarla” ahora a una oposición en cogobierno. Seria cometer un grave error político que la oposición entre a formar gobierno con los despojos del chavismo/madurismo. Que la dictadura cargue sola, como un peso propio, hasta el final, con la responsabilidad del desastre que generó.
La oposición se debe ocupar de lo que es: oposición. Debe continuar con la denuncia permanente de las arbitrariedades de este gobierno; participar y conducir las numerosas protestas que se generan todos los días en el territorio nacional en contra de las condiciones de vida que impone la dictadura; y sobre todo, debe prepararse y organizarse denodadamente para ganar las elecciones, ocuparse de tener testigos preparados en las más de 30 mil mesas por todo el país, para asegurar una mayoría lo suficientemente sólida, que no haya ninguna duda de la legitimidad de un nuevo gobierno.
Lo que debe hacer la oposición y su dirigencia es lo que hoy, algo tímidamente para mi gusto, está haciendo Juan Guaido, recorrer el país, llevando un mensaje de esperanza y de futuro; la oposición y sus líderes deben mostrarle al país que es lo que aspira lograr una vez que se constituya un nuevo gobierno, mostrar a Venezuela el Plan País, que se ha venido preparando, desarrollando y discutiendo durante mucho tiempo, darlo a conocer en detalle, sin vacilación, mirando hacia el frente y no hacia atrás, ni hacia los lados, y sobre todo sin escuchar las voces agoreras del enjambre antipolítico de las redes sociales y los managers de tribuna, que pretenden imponer condiciones, sin demostrar que tienen la fuerza y el apoyo popular que dicen tener.
Resumiendo, nada se va a lograr en los seis u ocho meses que dure ese periodo de transición entre la salida del usurpador y el día en que se vote y se juramente un nuevo gobierno; por lo tanto, no tiene ningún sentido formar ningún tipo de coalición con el actual régimen, para tratar de componer lo que no tiene arreglo mientras no haya cambio completo de poder. Ya habrá tiempo, pasadas las elecciones, de formar gobierno, de desarrollar planes, de corregir todo lo que es necesario corregir para sacar el país del foso en que lo han metido 20 años de dictadura.
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