Publicado en Analítica
Resulta paradójico, además de absurdo, que los que se proclaman bolivarianos hayan sido precisamente aquellos que, con mayor empeño, han contribuido a desmantelar el sueño de Bolívar de una Gran Colombia.
El primer paso fue acabar con la exitosa iniciativa del Acuerdo Sub Regional Andino que permitió, entre otras muchas bondades, que floreciera la balanza comercial entre Venezuela y Colombia, hasta alcanzar la envidiable cifra de 8 mil millones de dólares anuales.
Eso fue eliminado de un plumazo por Chávez para dirigirnos hacia el Mercosur, un acuerdo en el que nada teníamos que buscar, que sólo favorecía a Brasil. En cambio, si hubiésemos permanecido en el pacto andino hoy seríamos parte de la muy prometedora alianza del Pacífico.
No contento con ese desaguisado, este régimen se dio a la tarea de buscar la desintegración democrática de nuestra hermana República, dándole apoyo tanto a las FARC como al ELN, y a cualquiera que estuviese dispuesto a acabar con la institucionalidad de ese país.
Y ahora, para colmo, un diputado del chavismo y antiguo militar, amenaza en el programa televisivo de José Vicente Rangel, con utilizar las armas de la República para destruir, preventivamente, los 12 puentes existentes sobre el río Magdalena, para evitar lo que en su cabeza ve como una eventual invasión colombiana a nuestro país.
Aparte del absurdo de la amenaza, y lo poco militar que resulta hacer públicas las estrategias de defensa del país, pasa por alto en su epopeya prebélica el hecho de que ahora Colombia forma parte integral de la OTAN, y por lo tanto un ataque contra uno de los miembros de esa alianza se considera como un ataque contra todos.
Hoy lo que deberíamos buscar con ahínco los venezolanos demócratas y responsables es integrarnos económicamente con nuestro hermano país, ya que juntos seremos un gran contrapeso económico y político en nuestra región y, si al caso viene, Ecuador podría sumarse a esta nueva alianza que nos abriría las puertas del futuro