Por: Jean Maninat
Si recurriéramos al estrujado recurso de los extraterrestres que en su ocio científico deambulan por el universo estudiando el comportamiento de especies menores: la manera como procrean, crían a sus vástagos, dirimen sus asuntos legales y despachan sus diferencias políticas, los situaríamos planeando sobre el cielo de la Pequeña Venecia, reunidos en la sala de mando de la nave madre, bajo una cúpula trasparente que deja colar el titileo de los astros y el arañazo incandescente de las estrellas fugaces en el firmamento. La excitación es manifiesta -dentro de la frialdad intelectual de sus costumbres- al fin y al cabo fue uno de sus adelantados quien así la bautizó, nada más ver sus relucientes edificios flotando en estacas sobre las aguas de un lago impoluto.
En el centro, siempre en la sala de mando, un corro formado por los que parecen ser líderes, o científicos, o dentistas o heladeros (no, no son chiquitos y verdes, al contrario, son altos y apuestos como los venidos de Kriptón), observa el holograma de un objeto redondeado que gira sobre sí mismo y a medida que rota va mostrando diversos rostros humanos -masculinos y femeninos- rotulados con el equívoco sustantivo nativo: Tapa. Los navegantes extraterrestres no pueden esconder su asombro -¿fascinación?-, intercambian miradas, dictan sus apreciaciones mentalmente, uno de entre ellos -el más anciano y por ende arrojado- se acerca temeroso al objeto, da unos saltitos, extiende el brazo y roza temeroso el objeto que emite un sonido agudo, casi un chillido, que viaja por el espacio, aterriza en un puente sobre un lago, desata un vaporón que nubla la mente y enciende las luces de un palacio de gobierno hasta entonces en penumbras. Faltan minutos para la medianoche.
Si seguimos el canon de los relatos sobre expediciones alienígenas, encontraríamos trozos del borrador de un informe (¿apócrifo?) con las primeras impresiones inconexas de la misión y las primeras observaciones sobre los especímenes bajo escrutinio. Por supuesto es de rigor que tratemos de transcribirlo.
Informe yvfjt280724yqwabx
Los nativos de este pequeño hormiguero terrícola bautizado Pequeña Venecia suelen ser pacíficos hasta que entran en un primitivo sistema de comunicaciones llamado X… (texto indescifrable)… allí profieren temibles amenazas, deseos de muerte bajo tortura para sus contendientes, proscripciones de la tribu y …(texto indescifrable)… los llamados habitantes opositores se rigen por un sistema de elección primario donde escogen simbólicamente a la persona inhabilitada para… (texto indescifrable)… el Gobierno que los oprime ha sido designado como el peor del universo por The worst government ranking pero se mantiene gracias a …(texto indescifrable)… un sector de los llamados opositores reverencian a un ser de naturaleza divina, cuya palabra es definitiva, se asume que quienes duden o actúen de modo contrario a sus preceptos se convierten subitus en alacranes… (texto indescifrable)…
Informe yvfjt280724yqwabx (continuación).
Unos y otros veneran la deidad cósmica de la Unidad. Cada cierto tiempo, organizan los Juegos de la Unidad donde se destripan los unos a los otros, o escogen una víctima propiciatoria y la desollan entre todos, o desguazan la reputación de los familiares de sus contendientes…(texto indescifrable)… sorprendentemente, entre sus haberes civilizatorios se encuentra el método de elección mediante el cual el candidato con más opciones congeladas transfiere sus cualidades y transmuta en otro transformándolo en Tapa (también denominado zombie), un ente sin entidad propia, tan solo capaz de proyectar la voluntad y certeza de su animador principal, garantizando así la pureza en la proyección del mensaje y la lealtad en sus ejecutorias. Mientras más Tapas tenga en su haber un candidato, más poderoso será. La tapakratía, ha sido denominada por los estudiosos terrícolas…
(N.B. Cualquier parecido con la realidad, es culpa de la realidad).
