Publicado en: El Nacional
Por: Trino Márquez
Nicolás Maduro –al bloquear la candidatura de María Corina Machado, primero, y la de Corina Yoris, después– cobró venganza del éxito de la primaria, que dejó en ridículo todos los pronósticos del madurismo que daban por un hecho el fracaso total de la convocatoria; el fiasco del referéndum por el Esequibo, que se lo atribuyen en gran medida a la resistencia de la oposición a apoyar la cita; y, especialmente, a la profunda conexión de MCM con los sectores más pobres, la inmensa mayoría de la nación.
Los días anteriores al cierre de las postulaciones, Maduro intentó demostrar que su poder es tal que domina a placer el Consejo Nacional Electoral y posee la capacidad de decidir cuáles son los candidatos que le gustan y le convienen, y cuáles no. Ni las organizaciones opositoras ni los sectores populares que respaldan a MCM tuvieron la fuerza suficiente para doblegar la inflexible decisión de la cúpula oficial. MC y su sustituta fueron rechazadas sin apelación que valiese. Me imagino que las horas finales antes de que se cerrara el período de postulaciones, las negociaciones fueron intensas tanto dentro de la alianza opositora como entre algunos de sus miembros con los rectores del CNE y miembros del Gobierno. También podemos suponer que varios países amigos de la democracia se movilizaron para tratar de sacarle alguna concesión a Maduro.
El otro plano de la discusión se refiere a qué hacer con Manuel Rosales. Cómo relacionarse con él cuando aparezca ese eventual candidato de la PUD. El gobernador de Zulia, viejo y experimentado zorro de la política, tomó la decisión que le correspondía: llenar la casilla que le correspondía a UNT. Por eso me parece muy desafortunado e impropio cualificarlo de «traidor». Era mejor asegurar ese espacio que dejarlo vacío, abriendo así las compuertas de la abstención opositora, que es lo que Maduro promueve.
El gobierno, de forma taimada –y también para cubrir las apariencias ante la andanada de denuncias y reclamos provenientes del exterior, incluidos sus compañeros de ruta en Brasil y Colombia- luego de la inscripción de Rosales, abrió la posibilidad para que se anotará el candidato de la MUD. Esta no fue una decisión inocente. Persigue promover la división y el desconcierto en la oposición.
Frente a esa estrategia divisionista del régimen, lo más sensato resulta iniciar cuando sea preciso, pero pronto, el análisis de las opciones reales que existen. Si la PU y MCM conforman un bloque, por un lado, y Rosales y UNT, por el otro, es altamente probable que Nicolás Maduro triunfe el 28 de julio, sin necesidad de recurrir al fraude masivo. La misma oposición le lavaría la cara al régimen, sin que este se vea obligado a recurrir a los artificios a lo que suele apelar.
El diálogo, las concesiones inevitables y los acuerdos sostenibles dentro de la oposición, resultan vitales para que el 28J se convierta en una fecha en la cual se inicie la transición democrática en el país. MCM y MR sugirieron en sus recientes ruedas de prensa que Venezuela está por encima de los intereses parciales de los dirigentes y las organizaciones. En poco tiempo podrán demostrar la validez de esa afirmación.
Frente a la furia roja, inteligencia democrática.
PD: A pesar de las intenciones del régimen de amargarles la Semana Santa a los venezolanos, espero que estos días la pasen muy bien. Felices Pascuas de Resurrección.