Por: Editorial Analítica
Este apagón que ha oscurecido al país por varios días puede ser la fase final del ocaso de un régimen carcomido por la letal combinación de una indetenible corrupción, así como una incompetencia abismal.
Así quieran hacer creer su peregrina tesis de que el apagón fue producto de una defensa heroica contra un misil disparado por el imperio contra las instalaciones hidroeléctricas de la represa del Guri, ya la gente no se come las mentiras reiteradas al estilo del Dr. Goebbels, que profesa con total desparpajo el letrado Ministro de Comunicaciones.
No hay que ser especialmente ilustrado para llegar a la conclusión de que lo que ocurrió se debió a la falta de mantenimiento y a no desbrozar la maleza a todo lo largo de la línea de 800 KW. Recordamos cuando en la era democrática, el llamado zar de Guayana recorría sistemáticamente las líneas de transmisión, para asegurarse que el terreno colindante a las mismas había sido bien desbrozado.
Hoy los encargados del sector eléctrico no parecen estar preocupados por esas minucias, pues lo que parece interesarles más son las nuevas inversiones que no sabemos bien en qué consisten.
Esta torta monumental que hemos tenido que padecer es la muestra más evidente de que no hay aptitud ni competencia para resolver los graves problemas del pais. Eso nos convence de que lo quieran o no el cambio se producirá porque así lo necesita el país.
