Por: Alicia Freilich
El Sistema Nacional de orquestas y coros juveniles e infantiles de Venezuela fue creación exclusiva de la democracia.Su primer director el Maestro José Antonio Abreu Anselmi(1939-2018). Ha recibido merecidas nominaciones y premios de prestigio internacional. Está cumpliendo cincuenta años celebrados en giras mundiales y su actual directiva informa que el saldo de todo ese lapso es un millón doscientos mil becados.
Cifra positiva que los resguarda de los sufrimientos padecidos por numerosos de sus paisanos infantes y adolescente víctimas de la desnutrición crónica con gravísimas secuelas para su salud física y mental, carencia de escolaridad libre y actualizada desde la educación primaria hasta sus universidades que los adoctrinan en su denominada revolución con programas militarizados al modo castrocubano que los gradúa de espiados guardias, policías, torturadores y verdugos. Desde las elecciones del 28 J muchos fueron encarcelados sin derecho al debido proceso tal como lo practican sin tregua contra los adultos opositores.
Es porque al asumir el poder presidencial Hugo Chavez Frías usurpó al citado exitoso Sistema como propaganda oficial y personal en cada ocasión local que implicara la presencia de autoridades foráneas y diplomáticos de visita.Durante un cuarto de siglo sus herederos imitan ese legado que automáticamente es percibido por numerosos públicos ajenos como la magnífica obra del actual régimen. El remanente de esa rutina es nula producción nacional propia en el área cultural.
Nada nuevo.El Fascismo en sus variantes de estilo ,historia y geografía elimina la libertad individual y grupal, su médula radica en borrar con armas bélicas al opositor, adversario, crítico. Sin libertad no hay creatividad ,entonces roba la riqueza cultural democrática como trasfondo de sus delitos. Entre las artes plásticas, literatura, cine, teatro, en este caso usan únicamente el sonido mágico que atrapa la atención del oyente. Hitler se sirvió de esa experiencia utilizando la obra del compositor Richard Wagner como adorno de su autoridad.
Verdad que confirma la vasta filmografía del Siglo XX y lo que va del presente dedicada a horadar el nazismo con especial énfasis en la conducta del pueblo alemán promedio hacia la infancia forjada desde la cuna en mitos ancestrales ya folklóricos y música clásica. Selectas orquestas y bandas sonoras penetran a fondo en delatoras escenas primordiales de filmes clásicos basados en novelas cuyo central emblema común es la niña sonriente que pide la firma del Fuhrer para su cartilla primaria.
Tres cintas estadounidenses dirigidas con excelencia sirven de ejemplo.Tono intensamente drámático en La lista de Schindler( 1993) de Steven Spielberg. Voces, gestos y vocabulario de comedia sarcástica en la teatral Ser o no ser (1942) de Ernst Lubitsch.Con tétrica sonoridad en La zona gris dirigida por Timothy Blake Nelson(2001). Reciente es La zona de interés(2023) producción conjunta de Polonia, Reino Unido y EEUU premiada por academias mundiales recibió dos Oscares,como Mejor Película Internacional y Mejor Sonido. Su escena de niños alegres jugando y cantando en la piscina casera de una familia hitlerista junto al muro que los separa del campo de concentración y exterminio, lo explica todo.
La democracia venezolana no segrega entre privilegiados y marginados porque su Constitución – la original no violada – otorga iguales derechos a toda la población. Pero sí atiende – lo hará con urgencia y rigor – múltiples necesidades de la infancia y las de ancianos, enfermos, desempleados , presos, retornados a la fuerza y voluntarios.
El narcochavismo terrorista impone todo lo contrario. Su naturaleza es de barbarie criminal.





