Publicado en: Blog personal
Por: Ismael Pérez Vigil
Mientras esperamos el desenlace de la entrada de la ayuda humanitaria en Las Tienditas, algunos se recrean desenterrando “hachas de guerra”. Me refiero a las amenazas de “guerra” que, según algunos, revolotean sobre Venezuela y con las que tendría que lidiar Juan Guaidó. Estas son: un nuevo escenario de guerra fría, entre EEUU y Rusia, con sus respectivos aliados, que tendría a Venezuela como uno de sus epicentros; y una supuesta guerra civil, como la española, por ejemplo. Me referiré en esta oportunidad a la supuesta “guerra fría”, cuyo escenario veo más inmediato.
No me cabe duda sobre lo que algunos analistas, demasiados como para nombrarlos a todos, han señalado. Primero, es obvio que la Rusia del ex-KGB, Putin, anhela fervientemente restaurar el viejo poderío y preponderancia en el mundo de la antigua Unión Soviética. Segundo, tampoco me cabe ninguna duda acerca del intolerable involucramiento de la Rusia de Putin en Venezuela, en la búsqueda de petróleo, oro y otros minerales y tercero, su probable interés, de paso, establecer una cabeza de puente en América Latina, considerado el patio trasero de los EEUU; y eso pudiera estar influyendo en la toma de acciones más decisivas en Venezuela, por parte de los EEUU; aunque las ya tomadas son bastante decisivas.
Pero, en primer término, no creo que la Rusia actual sea lo mismo que la Unión Soviética de antaño. La información militar que yo manejo, me lleva a pensar que no hay detrás de Rusia la “potencia militar” que algunos quieren ver; es decir, que la Rusia de Putin no es ni mucho menos la potencia militar que era la Unión Soviética, por más que así lo aspire Putin y algunos analistas políticos lo piensen y quieran ver en lo que está ocurriendo en el mundo y en Venezuela. No creo que Rusia tenga la capacidad de instalar bases militares en América Latina, como lo intentó a principios de los años sesenta del siglo pasado en Cuba. Sobre el poderío ruso, ya lo señaló hace algunos años el presidente Obama de los EEUU cuando afirmó, palabras más, palabras menos, que Rusia era solo un poder local, con capacidad de amenaza militar únicamente para algunos vecinos y que esa era su gran debilidad, no superable, por los momentos o en un tiempo cercano. Por más que Putin, Rusia y la dictadura pudieran tener la aspiración de “instalar” alguna base en Venezuela, creo que el interés ruso en nosotros es más económico, que otra cosa, aunque no dejen de hacer ver alguna arista “geopolítica”, como para perturbar a los EEUU.
Con respecto al involucramiento de Rusia en Venezuela, es notorio que entre préstamos e inversiones, según algunos, la cifra ronda los 17 mil millones de dólares, que en estos momentos es un monto considerable para Rusia, como para perderlo. Sea por esta “deuda”, sea por el temor del régimen a las represalias por parte de los EEUU, y aunque el monto de lo adeudado o invertido no fuera de una magnitud importante, la dictadura así nos lo quiere hacer ver, a nosotros y a los EEUU, para sentirse “apoyada” y “protegida” por quien no estaría dispuesto a perder ese dinero.
Además, no deja de ser un atractivo importante para los planes rusos, aun cuando no pueda ir muy lejos, ejercer influencia sobre el país que posee las reservas de petróleo más importantes del planeta, ingentes cantidades de otras riquezas en minerales, que está sumido y debilitado por una profunda crisis económica y humanitaria y situado tan cerca de los EEUU.
La dictadura venezolana ha dado pasos firmes en dirección a Rusia y esos pasos van más allá de los rumores sobre traslados de oro y otros minerales; o los paseos a Rusia en búsqueda de financiamiento; o los paseos “inocentes” de aviones de guerra rusos; o supuestas movilizaciones de barcos de ese país hacia el Caribe, y sobre eso si hay que llamar la atención del mundo.
Venezuela ha cedido importantes yacimientos petrolíferos a Rusia, le ha cedido un 49% de las acciones de CITGO, empresa ubicada en los EEUU; la empresa rusa Rosneft ha incrementado su producción petrolera en Venezuela, a pesar de las sanciones de los EEUU, para aliviar al régimen venezolano; y recientemente PDVSA ha abiertos cuentas en el Gazprombank AO, banco ruso, donde aspira que las empresas petroleras que extraen petróleo de Venezuela, depositen el monto de la factura petrolera, en un intento por evadir las sanciones impuestas por el Departamento de Tesoro de los EEUU. De ocurrir o continuar esto –lo de la apertura de las cuentas ya ocurrió– Rusia estaría siendo cómplice de la expoliación de recursos al pueblo venezolano y eso debe ser tomado en cuenta de manera apropiada por la comunidad internacional.
Por lo tanto, creo que el gobierno interino de Venezuela, que preside Juan Guidó –y esta es mi propuesta– debe situarse en un escenario pre bélico, de “guerra fría”, denunciar estas maniobras rusas con la dictadura venezolana y advertir también a algunos gobiernos –China, Italia, Turquía, Irán– pero sobre todo a Rusia, lo que ya la Asamblea Nacional (AN) advirtió en 2018: que todo tratado que se firme entre gobiernos o contrato entre empresas, que afecten los intereses del país, no es válido y no será reconocido ni honrado, si no es aprobado por la AN.
De esta manera, esos países, que además no han reconocido la magnitud del problema que vive Venezuela, ni al gobierno de Juan Guaidó, verían que están en riesgo la recuperación de prestamos ilegales y cuantiosas inversiones.
Este sería un paso importante para el gobierno interino, que haría que algunos gobiernos pusieran sus barbas o bardas en remojo. Y sería, si no un paso de “guerra fría”, al menos un paso muy fríamente calculado que debería dar el presidente Juan Guaidó.
Lea también: «¿Un CNE de Guaidó?«, de Ismael Pérez Vigil