Es poco usual, pero algunos periodistas «independientes» o clasificados como «de oposición» logran entrevistar a jerarcas del régimen (con las enormes listas de cosas que los periodistas no pueden decir). Algunos también consiguen conversar con miembros y paladines de ese espacio sobrevenido y extraño conocido ya como «la mesita’. También hay una ristra de restricciones en el vocabulario que se puede usar, so pena de suspensión o cierre.
Sin embargo, navegando en ese pantano de censura, éste es el planteamiento que sería interesante hacer:
Parte 1: A jerarcas y demás próceres del régimen:
Se dice que las sanciones al país tienen un perverso efecto sobre la economía de Venezuela, sobre la operatividad del gobierno y sobre la calidad de vida de los habitantes. Supongamos que es así. Debemos dar por cierto también que los sancionadores han privilegiado este camino por sobre acciones de intervención militar; son más baratas y no tienen tan mala publicidad como ver tropas extranjeras en suelo venezolano, lanzando bombas y derramando sangre.
Luce como ineficaz, por decir lo menos, el argumento de la perversidad moral de las sanciones. También luce como ineficaz el apoyo moral de decenas de países si tal apoyo no viene acompañado por sustantiva ayuda financiera y operativa que permita circunvalar el efecto de las sanciones.
Se dice que los sancionadores quizás estarían dispuestos a negociar, que lo han dicho y repetido en reuniones y mensajes. Se rumorea que estarían dispuestos a suspender, levantar o al menos aliviar las sanciones si, y solo si, a cambio el régimen está dispuesto a acuerdos. No sería una sucesión de acuerdos parciales sino un paquete de puntos. Esto no es un todo o nada. Es negociar con visión de conjunto. Ese paquete podría consistir en: a. eliminar el desacato a la AN y desistir de vetos y persecuciones al poder legislativo y sus miembros; b. nombramiento de un nuevo CNE por la AN, con absoluto y riguroso apego a lo marcado por la Constitución; c. nuevo estatuto electoral que garantice los derechos a electores y elegibles, habilitando a todos los partidos políticos y también como electores a los venezolanos que están en el exterior, sin más limitación que ser mayores de edad y contar con una cédula de identidad vigente o vencida; d. nueva designación de un tercio (algunos hablan de 8) de los magistrados del TSj por la AN; e. designación de nuevo Fiscal General por la AN; f. convocatoria por el nuevo CNE de elecciones parlamentarias (2020 principios del cuarto trimestre) y presidenciales (primer trimestre 2021) con vigilancia y observación cercana de todo el proceso de organismos independientes y cumpliéndose al pie de la letra todas las restricciones y garantías indicadas en la constitución, las leyes y el nuevo estatuto electoral.
Ahora bien, en ese escenario, el chavismo participa y hasta puede ganar. Pero el régimen luce empecinado en aferrarse al poder a costa de la destrucción del aparato social, la migración de millones, la miseria de otros tantos millones y hasta la destrucción del Gran Polo Patriótico. Es decir, por no ceder están dispuestos a que todo se rompa.
¿Cómo se explica eso?
(Continuará en Parte 2…)
Lea también la parte 2: «Lo que hay que preguntar (parte 2)«, de Soledad Morillo Belloso