La victoria de Nicolás - Carlos Raúl Hernández

Locademia de brujería – Carlos Raúl Hernández

Publicado en: El Universal

Por: Carlos Raúl Hernández

Ese 92% de los votos es gran triunfo de María Corina Machado y una catástrofe del G4, en el auto-holocausto de la elección primaria. El ranking de los partidos para escoger candidatos a cuerpos deliberantes se estableció a partir de los resultados de la primaria de 2011. En el complicado supuesto de producirse una negociación similar en el futuro, a Machado correspondería 92% de las candidaturas. Podría ayudarlos que ella no tiene tarjeta, pero de presentarse el caso, para eso está el mercado. MCM gana al fugarse del ghetto abstencionista en el que mora desde hace 25 años, que condujo al fracaso colectivo, y al fin llama a votar. De haberlo hecho tiempo atrás, tal vez sería expresidente. Comienza contra su plan una ofensiva política demoledora, cuyos resultados veremos y es de mal augurio la práctica solipsista de decir que “no existe” cuando enfrentamos lo que no nos gusta. Jefa del G4, le sale dejar el país de las maravillas y aterrizar en el de las inhabilitaciones, el TSJ, las sanciones y la fuerza del pasado. Requeriría solidaridad real del maltrecho sistema político opositor, pero será difícil por las recurrentes expresiones de desprecio por otros políticos de la “historia” y la “prehistoria”, y por no desautorizar caricaturistas de medio pelo. Para construir su futuro, le conviene presidir la oficina, como Clinton, con una frase programática: “todo lo que consiguió la oposición, lo hizo votando y todo lo perdió, por abstenerse”, y desterrar el arsenal de memes: “hora 0”, referéndum revocatorio, quiebre, intervención militar. Pensar a mediano plazo y cambiar su paradigma de acción.

Sean 650 mil o 20 millones según cómputos espontáneos e incontrastables, cuadra una idea de Gramsci: la verdad en la lucha de masas es lo que las masas piensan que es la verdad y para cambiarla, debes tener fuerza para la “reforma intelectual y moral”. El resultado sorprende por el ambiente cruzado de renuncias de candidatos y miembros de las comisiones nacional y regionales de primarias. Resalta que gobierno y oposición hablan como si fueran Julio César, Leónidas, Alejandro, Napoleón, Eisenhower y vinieran de grandes triunfos. Aquel recibe el mensaje y la inercia pasa factura, sin que sea de ayuda regañar a la gente en sus alocuciones, sobre todo cuando no hay qué exhibir, ni autoridad ganada, sino muy por el contrario. Al mismo tiempo, la ciudadanía se alegra o es indiferente ante el fracaso de los partidos y sus candidatos apaleados, varios de ellos con 1% de la votación. Distinto el panorama luego del fortalecimiento de los partidos en la primaria de 2011 y el brillante éxito de 2015 que colocó en “tercera base” a la oposición, con mayoría en la AN. Solo les quedaba esperar las elecciones regionales y municipales y anotar en 2018, mediante una transacción –sí, transacción-, alguna forma de entendimiento o cogobierno con el PSUV, al estilo Aylwin, Chamorro, Walesa, entre mil casos más de “colaboracionismo”. Pero el ventrílocuo tonto dictaminó en 2016 a través de una marioneta: “no queremos gobernaciones sino el poder” y luego prefirieron a Maduro antes que a otro pardo de orilla como Falcón.

La esperanza murió en manos del monumental error y Machado, aunque parte de él, hoy corrige y se hace jefe del G4, gracias a dos factores. No la perciben parte del naufragio al no pertenecer orgánicamente a los partidos y no mancharse en el escándalo de corrupción de Guaidó y su entorno, que los privó de autoridad moral para estar frente al gobierno en materia. En otra banda, la parte de la oposición que mantuvo la vía electoral, no pudo convertir su “verdad política” en apoyo popular, porque no habla un idioma accesible y no ha podido definir su especificidad. ¿Será MCM candidata? La decisión del TSJ el lunes 30/O, subraya lo que estaba claro: su inscripción en el CNE no será miel y avena porque significa ni más ni menos la rendición del gobierno, para la que no hay condiciones. Maduro no salió corriendo “bajo amenaza creíble”, menos cuando la que existe opera si sale del poder: juicio en la Corte Penal Internacional y wanted por su cabeza en EE.UU, elementos que lo atornillan al cargo, para lo que cuenta suficientes recursos políticos, organizativos y militares. Un cambio en paz requeriría, dijimos, una “revolución” en el paradigma de relaciones oposición- gobierno, en las antípodas del esquema guaidocista– lopecista y tal vez un nuevo reparto. El paradigma emergente comienza por nuevos lenguajes y actitudes, cambio en la naturaleza de la contradicción gobierno-oposición.

Oposición no antagónica, oposición nacional, que plantee levantar las sanciones, fin a la cotización de la cabeza del presidente y del juicio de la CPI. Los modelos bipartidistas de AD-Copei y Demócratas- Republicanos (hasta Trump), son buenos ejemplos. Dejar claro que no se pretende repetir los años negros 2014-2019, en los que la oposición deviene antinacional, enfrenta a la fuerza pública estudiantes escudados en cartón, trae la muerte por goteo de 160 jóvenes para inducir un golpe de Estado (aquel papanatas de VP declaró que “en toda confrontación hay bajas”). Como si fuera poca desgracia el socialismo, las sanciones económicas, la emigración masiva aceleran la ruina, con la idea primitiva de que “mientras peor mejor”. Yerran al no calcular hasta dónde es contraproducente la presión a las instituciones, en su jerga, “el régimen”. Hay que aprender del cúmulo de experiencias: las derrotas aplastantes pese al apoyo popular, Trump, Europa, “más de sesenta países”, el clima de agitación nacional masivo, que más bien dejó un dramático retroceso del país y de la causa defendida. 2023 no se parece a 2019 porque la anarquía global que compromete a EE.UU por lo menos en dos guerras, hoy facilita endurecimientos institucionales, como el de Daniel Ortega. “Imaginación: lo que me gusta de ti es que no perdonas”, escribió Breton y para probar que soñar es gratis, algunos imaginan repetir la experiencia de Héctor Cámpora, presidente de Argentina por dos meses de 1973, para traspasarlo a Perón.

A finales de 2004, después de un rudo período de agitación, se reunieron Chávez, Carter y Cisneros. Mi inolvidable maestro, Ramón J. Velásquez, con una simpática provocación, me pregunta: “¿Cómo le parecen las declaraciones de su jefe Cisneros?” –Le respondí, medio malcriado “¡Ese no es jefe mío!”. Se ríe y comenta – “ese es el jefe suyo y de toda la oposición, aunque Uds. no lo sepan”. El de la mente de muchos opositores, aunque no lo sepan es Chávez. Imitan su arquetipo retador, sobrado, sus entonaciones, lenguaje gestual e ideas: “constituyente”, confrontación, desenfado conceptual, poca importancia a la formalidad del poder, a la constitucionalidad y a los límites del Estado de Derecho. Un estudio que hice a partir de 2014 luego de revisar más de cuatrocientas declaraciones de los cabecillas opositores “insurgentes”, concluía que su mensaje explícito y subliminal era casi únicamente “yo soy el más o la más arr-cio (a)”, “soy valiente”, “trago gas lacrimógeno”, “soy lo máximo”, “no tengo miedo”. Ridículo machismo de botiquín que se consumía en si mismo. Otra idea fundamental es que “al gobierno le queda poco”.

Ese lenguaje vacío y ególatra lo repetían hasta el éxtasis los cabecillas opositores, y no tumbaron un mango en 25 años. Alrededor de MCM hay quienes piensan imposible “gobernar” si no controlan los poderes legislativo y judicial, gobernadores, alcaldes, consejos legislativos, concejos municipales y FF. AA. La idea salvadora: ¡una constituyente! y seguir el aquelarre. Pero, lo que procede es empujar al gobierno para que entierre el socialismo, la cubanización económica. Hacer oposición sin demagogia impotente, en pos de un plan económico sensato para restituir los bienes expropiados eliminar las mil empresas estatales que desangran al país en corrupción y queman los recursos requeridos para la inversión, la productividad, los salarios, las pensiones, la educación, los hospitales, el transporte público. ¿Hasta cuándo el cáncer de Sidor, Venalum, Alcasa, las haciendas arruinadas en manos del Estado? Hasta cuando el IVA desproporcionado, el IGTF, que es un sobre IVA. Ojalá MCM propusiera un Pacto de Puntofijo modelo 2023.

 

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