En un ruinoso crucero por el Caribe que daba su recorrido número
14.534, el viejo mago repetía por 25 años su rutina frente a los turistas. Desde el mástil un loro igualmente viejo, se complacía en chalequearle la presentación: “¡tienes el conejo en el cajón!… o… ¡los pañuelos los escondiste en la manga de la camisa, mago tramposo!… ¡sácate esa paloma de la chaqueta!”. Un día en medio de la función, la caldera del obsoleto barco estalla, naufragan en medio del caos y las llamas, y solo sobreviven, flotando en un pedazo de madera, el loro y el mago frente a frente… “Ok, está bien, ganaste… -murmura el loro estupefacto y aterrado-, pero dime: ¿cómo c… desapareciste el barco?”. Entre los filosos aunque inoperantes colmillos de la guerrilla virtual y la presión extrema de la aldea global, PJ, AD, UNT, AP (y VP a media asta crítica) mantienen insufribles conversaciones con el gobierno.
El Vaticano, EEUU, Unión Europea, OEA, Mercosur las impusieron, y los partidos recuperan la iniciativa política. Estaban prisioneros en la trampajaula del RR, ilusoria desde el inicio porque era el escenario extremo para el gobierno y paradójicamente requería el aval del TSJ y el CNE. En punto muerto, tierra movediza, en la angustia de despertarse atascado, se entra en el tobogán de subir la apuesta retórica (“… quinientos millones de veces”, “… cada vez que respire un chino”) y al final “¡voy jugando a Rosalinda n… j…, vamos a Miraflores!”. Pero en la realidad esta testosterona supernumeraria podía costar vidas. Los duros del gobierno decían que “había necesidades más imperiosas que las elecciones”, ya tenían su esquema para acabar con ellas y una decisión idiotizada les hubiera servido la mesa.
Quítate tú
Un problema grave de orden público -20 muertos, por ejemplo- bastaba para dar el palo, ilegalizar la oposición y hacer preso a todo el mundo. Las dos grandes marchas en septiembre y octubre 2016, convocadas por la mayoría parlamentaria, no por agitadores desgañitados, atrajeron la atención internacional, pero ahora la sangre en los charcos de Puente Llaguno, como la de José Arcadio Buendía, exhalaba su aroma desde la imaginaria “toma de Miraflores”. Ante eso, los factores globales de poder casi que impusieron el diálogo, como en todo conflicto desde que Caín mató a Abel. Los que no tienen nada que perder sino megas de Internet, se frotan las manos porque si fracasa el diálogo, tienen la vaga ilusión de desbancar a los dirigentes y ya cuadraron la narrativa (para decirlo snob) de su telenovela: al borde de la toma del poder, los traidores enfriaron las masas que iban al triunfo.
De no ser por la traición, el gobierno habría caído (y seguramente hay cerebros mermados que lo crean). A los radicales no les importa que la gente normal no simpatice con ellos ni los acepte. Su problema es derrotar a la MUD y que de las cenizas resurja majestuoso el Loro Fénix. “Diga cualquier cosa, mientras más descabellada mejor y déjese ver… lo demás es marketing” (estrategia Trump). La Unidad interviene para sacarle las pezuñas radicales del barro y le pagan con denunciarla ante el público, como el loro del crucero: “…¡apenas liberaron seis presos, faltan ciento y pico, farsantes!” o “… aceptar elecciones en Amazonas es entregar la mayoría calificada”, y la joya: “lo único negociable es que el gobierno se vaya”. Hay gente que aprende de la experiencia, otra no puede, y una tercera lo hace pero finge que no para echar varilla. Varios dramas desde 2002, enseñaron las implicaciones del mito de marchas-que-derrocan-gobiernos.
Corregir el déficit
Y cualquier ejemplo de alguna que suponen cumplió esos fines mágicos, formó parte de mecanismos institucionales con prescindencia militar. Muy distinto hubiera sido si la fuerza armada se mete en favor de Dilma Rousseff. Las movilizaciones naturales expresan necesidades de la gente por medicinas, comida, seguridad. En 2016 hubo alrededor de 6.000 y, por lo tanto, nadie niega su pertinencia. Pero su aporte en la política de poder es limitado, como lo puso de manifiesto el Galáctico que tuvo al país en las calles durante mes y medio. Las marchas pueden no servir demasiado para tales fines, servir poco, y con demasiada frecuencia ser contraproducentes para los movimientos, como sostienen Fukuyama y Montaner. Cuidado con enviar gente a jugarse la vida inútilmente.
El objetivo inmediato es la reconstrucción de la política, la articulación de fuerzas, a distancia de grupos cuyos ataques de nervios a cada cierto tiempo la hacen fracasar. Alguien dijo que un error de izquierda no se corrige con un error de derecha, pero hay que corregirlos. El año que abrió con superávit y esperanzas de cambio, cierra con déficit por acciones afiebradas y eso es inocultable. Por fortuna la racionalidad interna y la de la comunidad internacional lograron parar la locomotora de violencia. Volver al camino de la razón, la elección de gobernadores, legisladores, alcaldes y concejos municipales, sin ensoñaciones diurnas. Si se logra conquistar la alternabilidad y dispersar la pesadilla fidelista, reaccionarán como el loro boquiabierto frente al mago, flotando en aquel madero cerca de Martinica: “Ok, está bien… pero dime ¿cómo c… desapareciste el barco?”.
@CarlosRaulHer