Una mujer acaba de ganar el premio Nobel de literatura. Una mujer se hizo con el premio Planeta. Una gallega recibió el año pasado el premio Jovellanos. Y la lista es larga.
¿Están escribiendo mejor las mujeres? ¿Será cierto eso de «entienden mejor a la Humanidad y a los signos de los tiempos? ¿Habrá llegado a las mujeres su «oportunidad «?
No lo creo. Siento más bien que en muchos países las mujeres salieron de la cocina. No me griten. La frase es una figura literaria.
Las mujeres no escribimos como los hombres. Es de elemental inteligencia entender que hombres y mujeres son (somos) distintos. En todo sentido. De allí que una cosa sea la equidad y otra muy distinta una pretendida igualdad. No se puede forzar a ser igual lo que es naturalmente distinto.
Ha habido escritoras desde hace muchos años, siglos. Hoy hay más. No todas buenas. Así como no todos los escritores lo hacen bien. Escribir bien no es un asunto de género. Es más bien un asunto de conocer la lengua, los códigos, tener un cerebro que conozca las emociones y sepa traducir eso que se percibe y siente en un texto que destroce la irrelevancia.
Bien por las escritoras. Bien por los escritores. Lo que importa es lo que se escribe y que alguien, un desconocido cualquiera en cualquier parte del mundo, lee; que ese texto llegue a tocar las emociones de ese lector. Un buen escritor o una buena escritora no busca el aplauso. Ya hay programas de computadora que alimentados con ciertos parámetros producen textos. Eso no es escribir. Eso es «maquinizar» la inteligencia.