Publicado en: El Universal
1.“La presidencia provisional” como todo acto disruptivo, revolucionario, es una aberración ética, política, y constitucional sin medida, en síntesis una imbecilidad redonda, que revela severa merma en esos órdenes, desde haberla apoyado cuando lo racional era arrojarla como una brasa ardiente, por las terribles efectos para el país y para las fuerzas involucradas. Cuando apareció, alerté a una persona a la que apreciaba, que por su propio cuidado no llamara así tal bachillerada y recibí una ráfaga de bofetones verbales. Y cualquier ápice de sentido político quedó en el camino al montar los despojos sobre el burro hasta diciembre de 2022, casi cuatro años ¿Será recuperable el daño? La abscisa no es un interés político sino económico y lo que está en juego hoy es cómo queda el sustento de unas diez mil personas que se mantienen de eso. Vivimos el fin del socialismo y la enferma etapa de insultos, maltratos, amenazas, expropiaciones, acosos, terminó para dar paso a una reforma económica con altibajos, pero que permite a millones salir de la indigencia y trabajar. Según CEPAL, Venezuela es este año es el país con más alto crecimiento en Latinoamérica, en el orden del 12%, música celestial porque es el segundo año, (el Dr. Tonto, economista, se esmerará en retahilar lo obvio: que se crece con respecto al año pasado) pero, aunque cede la hiperinflación, no logran cortarle la cabeza y pugna por crecerle de nuevo. El Dr. Tonto debería dejar de encadenar vaciedades como la “burbuja” y estudiar en serio los errores del gobierno para decir algo que valga la pena.
2. El antihumanismo comienza con Robespierre, el primer moderno que gobierna basado en la ideología de que la vida no tiene valor frente a “la causa”, tradición de marxistas y otros que no lo son, Marx, Lenin, Spengler, Max Scheler, Nietzsche, Hitler, Michael Foucault, Althusser, Merleau Ponty. Parte de que las personas reales son “briznas de paja en el huracán revolucionario”, sacrificables, porque los individuos, familias, sus vidas, muertes y dolores, son epifenómenos frente “grandes empresas humanas”. Foucault, escribe que el hombre solo es “una invención fracasada del Renacimiento”. ¡Qué pueden importar el terror, la tortura, la muerte, si fines superiores de la historia los requieren¡ Para Nietzsche la decadencia de la civilización es producto del humanismo, la piedad cristiana por los débiles y el imperio romano lo derribó el amor al prójimo. Pero es demostrable que más bien fue la esclavitud, el trabajo gratuito sobreexplotado, que funda el ocio de los grupos de poder y frena el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología, la creatividad, y todo se pudre de improductividad.
3. Cualquier discurso de guerra tiene sentido en la guerra y fuera de contexto es fidelismo, demagogia confrontacional que encubre la incompetencia para resolver problemas. Pensadores alemanes del siglo XX, en evocación de Esparta, denunciaron la falta de disposición de dar la vida por la patria, derramar la sangre en batalla, por obra del confort kapitalista, el comercio, el aburguesamiento. Max Scheler escribe que “los hombres se habrían devorado pacíficamente si no fuera porque la dignidad de la guerra ha justificado la violencia”. Acude al rescate de la decencia Kant y escribe que la condición humana solo se define a partir de las decisiones, que los actos humanos fundan leyes universales, y asesinar o maltratar grupos, razas o naciones, no puede ser ley universal. La acción política, dice Helmuth Plessner consiste en saber actuar, es “el arte del momento adecuado, la ocasión favorable”. Lenin se inspiró para su obra ¿Qué hacer? en el Catecismo Revolucionario del anarquista ruso Sergei Nechayev, maestro de Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, Castro, Guevara y cualquiera que los quiera emular. Sus frases resuenan casi textuales en boca de muchos revolucionarios que he conocido, que son bastantes, muchas veces suavizadas, pero idénticas.
4. No se piense que Nechayev fue un teórico de cafetín. Dirigió una célula terrorista de nombre Venganza del Pueblo y por diferencias personales y políticas con uno de sus miembros, lo ajustició a tiros con su propia pistola, tal como hizo el Che Guevara cien años después. Tanto aterrorizó a Dostoievsky la personalidad de Nechayev, que le inspiró una de sus grandes novelas políticas, los Endemoniados, que narra los espeluznantes debates de los círculos anarquistas europeos de finales del siglo XIX. Ricardo III, Nechayev y el Che hoy son encarnación perfecta del hombre nuevo. Los invito a comprobar cómo cada atrocidad debe algo a este abuelo, creador del concepto del hombre nuevo, que queda perfectamente descrito en El catecismo revolucionario.“El revolucionario…no tiene intereses personales, relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución…
“… ha roto… toda relación con el orden social y con el mundo intelectual y todas sus leyes, reglas morales, costumbres y convenciones. Es un enemigo implacable de este mundo, y si continúa viviendo en él es sólo para destruirlo más eficazmente… Él conoce una sola ciencia: la ciencia de la destrucción… La meta es una sola: la más rápida y más segura destrucción de este sistema asqueroso… …Para un revolucionario, un amigo es sólo aquél que ha probado con sus actos que también él es un revolucionario. La amistad, dedicación u otras obligaciones hacia ese amigo dependen de su utilidad para la causa revolucionaria… Cuando un camarada tenga problemas, y haya que decidir si salvarlo o no, el revolucionario no se guiará por sus sentimientos personales, sino solamente por los intereses de la causa. Por tanto, debe sopesar cuidadosamente la utilidad del camarada en problemas contra el costo del esfuerzo necesario para salvarlo, y debe decidir qué tiene mayor peso…”
“Un revolucionario entra al Estado y al mundo intelectual, y vive en ellos, solo para destruirlos rápido y totalmente. No será un revolucionario si experimenta alguna simpatía por algo de ese mundo, o si se detiene ante la destrucción de algún estado de cosas, relación o persona que pertenezca a ese mundo en el cual todo debe ser odiado igualmente. Peor para él si tiene familia, amigos o relaciones amorosas; no podrá ser un revolucionario si eso detiene su mano… Toda esta sucia sociedad tendrá que ser dividida en varias categorías. La primera categoría es la de aquéllos que deberán morir sin demora… harás listas de los condenados, tomando en cuenta el daño potencial que puedan hacer a la revolución, y eliminarán en primer lugar a los primeros de la lista… Al unir esas listas, y agrupar ordenadamente a los condenados, no se tomará en cuenta la maldad personal del hombre ni el odio que éste provoca entre los camaradas o el pueblo.”
“La tercera categoría incluye animales que no tienen gran inteligencia ni energía, pero poseen riqueza, posición social, conexiones, influencia y poder … las mujeres. Debes explotarlas de todas las maneras posibles, implicarlas, confundirlas, y conocer, hasta donde sea posible, sus secretos más sucios con el fin de esclavizarlas… hay que dividirlas en tres categorías…las «cabeza hueca», inconscientes y desalmadas, hay que utilizarlas… igual que las apasionadas, devotas y talentosas, pero no son propiamente nuestras…La maldad y el odio pueden servir temporalmente para provocar la sublevación de las masas. Es necesario tomar en cuenta el grado de utilidad que la muerte podría dar a la causa revolucionaria. Ante todo, debes destruir a aquellos que más daño pueden hacer a la organización revolucionaria, o a aquellas otras cuya muerte súbita y violenta provocarán el mayor terror en el gobierno, debilitando su poder y privándolo de sus miembros más enérgicos e inteligentes… El segundo grupo está compuesto por aquellas personas a quienes se les permite vivir temporalmente, porque sus actos terribles conducirán al pueblo a una sublevación inevitable…”