Publicado en: Costa del Sol FM
Por: Paulina Gamus
En mis largos años de columnista de prensa, concejal y parlamentaria, jamás utilicé el insulto como instrumento de la controversia política. Por consiguiente nunca avalé que para descalificarlo a usted, los opositores tuviésemos que utilizar agravios o improperios que en verdad han pasado a ser -desde la era Hugo Chávez- potestad exclusiva de quien ejerce la presidencia de la República. No es que esa norma esté inscrita en la Constitución que Chávez nos encasquetó y a la que dio el apodo tan elegante de la Bicha. Pero la costumbre en nuestro país, se hace ley. Por supuesto que hay algunos que se arrogan esa potestad presidencial, y expelen por su boca, mientras esgrimen un mazo, toda suerte de vituperios y afrentas. En realidad abusan de su confianza de insultador máximo, exclusiva de su investidura.
Examinemos con detenimiento los dicterios que muchos opositores- digamos que bastantes y cada vez en mayor número- utilizan contra su persona:
1. Que usted es bruto. En verdad no creo que lo sea tanto, hay mucha exageración. Para llegar a donde usted ha llegado, quitándose a sombrerazos a los otros aspirantes a sucesores del difunto, hay que tener un cierto grado de inteligencia sumado a mucha astucia. Usted no será Winston Churchill (por cierto, no deje de ver la película por si acaso no ha oído hablar del personaje) pero tampoco es es el peor, otros lo superan.
2. Que es inculto. Admito que usted suele caer en algunas metidas de pata como por ejemplo, confundir al gran artista Armando Reverón con el ministro Reverol. Aquel pintaba, éste segundo no sabemos qué pinta porque la inseguridad está cada vez peor.
3. Que usted es vulgar y chabacano. Reconozco que a veces dice cosas que asombran por originales, como esa de mandar a unos presidentes o al Secretario General de la OEA, “a lavarse ese paltó”. O mandar largo al carajo a otros dignatarios (me disculpo por citarlo sin su autorización). Seamos realistas, usted no tiene porque hablar como un egresado de Oxford; nadie sabe de donde egresó usted, ni siquiera si logro egresar.
4. La más insistente de las afrentas que usted recibe casi a diario, y en la que se empeña un grupito realmente tedioso, es la de su nacionalidad de origen. En otras palabras, que usted es colombiano. Jamás insistiré en que el TSJ , con su natural independencia de criterio y decisión, le pida la partida de nacimiento. Se crearía una situación comprometida ya que, según Elías Jaua, usted nació en la parroquia El Valle, según otros en la parroquia San Pedro, ambas de Caracas. Y según la impoluta señora Tibisay Lucena, siempre tan autónoma, nadie sabe dónde nació porque la partida de nacimiento que una vez mostró en televisión, era tan borrosa como si hubiese sido emitida en tiempos de la Gran Colombia.
5. Que su gobierno es corrupto. De calumniadores esta lleno el mundo, presidente Maduro. ¿Acaso usted tiene diez ojos para ver a todos los bandidos que lo rodean y roban a manos llenas? Que exhiban el fruto de sus millardos no puede llevarlo a usted a sospechar de su honestidad. Para eso se necesitan pruebas.
6. Que usted es inepto. Es cierto que no funciona el servicio eléctrico ni el Metro de Caracas ni hay dinero efectivo, ni gas en el país del petróleo, pero que le pidan todo a la vez parece algo descortés.
7. Que usted es insensible ante el dolor ajeno, porque la gente muere de hambre y por falta de medicinas. No sé realmente cómo pueden acusarlo de semejantes enormidades si sus ministros y otros funcionarios, con la sinceridad y apego a la verdad que los caracteriza, han negado reiteradamente que en Venezuela haya hambre o falten medicinas. Es verdad que la ayuda humanitaria sería, como ellos dicen, el primer paso hacia la invasión armada. Imaginen ustedes un mini misil camuflado en una caja de antibióticos. No se rían, los gringos son capaces de eso y mucho mas.
8 (y último, por ahora). Los peores han sido esos que le vienen gritando ¡Maduro Vete Ya! Realmente hay que ser desconsiderado para pedirle eso a un presidente como usted que no es alguien común y corriente. Usted tiene que empacar su ropa que es diversa, digamos que heterodoxa, y además en una talla nada facil de encontrar en tiendas como Zara. Díganme el cuidado con que debe guardar sus múltiples sombreros, especialmente aquel que tiene un penacho de plumas parecido al del cacique Toro Sentado, máximo jefe de los indios Xioux. ¿Y las obras de arte? ¿Y el mobiliario? Hay que darle un tiempo. Sugiero que el grito unánime y multitudinario se limite a ¡Maduro Vete!