Publicado en: El Universal
Lejos de ser la política, aperturas económicas o economías de mercado, lo que amenaza la sociedad actual desde varios grandes países y viene a la ofensiva, son anti política, nacionalismo parroquial, diferencialismo y populismo, que bajaron de la academia a la tierra. Y esta realidad revocó el equilibrio complejo, dinámico de las relaciones globales, incluso en EEUU. Con gobernantes políticos de oficio, el mundo pudo mantener bajo control la letal combinación entre Guerra Fría y peligro nuclear.
El teléfono rojo, símbolo de la política pactada y políticos pactistas, exorcizó peligros inminentes. Los políticos saben que hay líneas no traspasables pero un antipolítico, un match político –o político contaminado de esto- soslayan ese principio, hasta aprenderlo a palos, lo que en época del equilibrio nuclear no daba tiempo. Gracias a eso el planeta pudo tragar y digerir el comunismo y el fascismo, luego sus caídas, las de otros colectivismos, y la gigantesca reorganización global que tuvo que emprender la humanidad para sanarse.
Los políticos salvaron el mundo de ideólogos y académicos porque lograron imponer el sentido de la realidad. La política y la globalización han producido la más brillante era de prosperidad y bienestar de la historia, pese a las matizadas nostalgias, errores y anacronismos autoritarios de Negri, Thomas Piketty, Stigltiz, Alexander Duguin, Paul Gottfried, Serge Latouche, Naomi Klein, Judith Butler y otros paleopensadores, pruebas vivientes de que la fuerza de la ideología puede doblegar al talento y la teoría científica.
Obama superó la crisis financiera de 2008, que el izquierdismo global vaticinaba “definitiva”, según Stiglitz el final del “capitalismo”, fórmula semiológica de marxistas y sus primos para denigrar la sociedad abierta, pluralista, isonómica, liberal, democrática. Hoy la antipolítica desde EEUU impulsa la desglobalización propuesta por la izquierda y la derecha de los noventa. Se materializa el programa de las marchas anti FMI y de los riots antiglobalización, el nacionalismo económico y el pasadismo.
¿Triunfa la parroquia?
Los esfuerzos de la humanidad por rehacerse de los estragos producidos por comunistas, socialistas, intervencionistas, populistas y nacionalistas económicos fueron bautizados por izquierda y derecha como neoliberales o neoconservadores. El gobierno norteamericano (y el británico brexit) ejecuta fielmente el programa de los 90 contra la globalización y el “neoliberalismo”: fija aranceles de 25% a los productos chinos, lo que hará subir sus precios para los consumidores norteamericanos.
Eso enfriará la actividad económica en EEUU y China, que espera un bajón en su crecimiento de consecuencias mundiales. Sin contar que abrumadoramente los productos “norteamericanos” se producen parcial o totalmente en China y otros países asiáticos. Decía un diplomático de Pekín: “el celular más vendido en el mundo es Wawuei, que es chino y el segundo es Iphone, también chino” (para Apple lo produce Foxconn en la provincia de Shenszen, empresa que da empleo a un millón 300 mil trabajadores).
Aparte de propiciar la caída del producto mundial al atacar a China, con las nuevas sanciones a Irán, en un acto tolondro, el gobierno norteamericano logró lo contrario de lo que se proponía. Los ayatolas llevan 40 años en el poder a pesar de las sanciones ahora, y ante las nuevas retoman su plan nuclear ofensivo y de un manotazo destruyen gran parte de la producción petrolera saudita, una severa advertencia de lo que pueden hacer.
Con esa operación, los embargados, que transan petróleo con dificultades, valorizan el poco que venden. Corea está sancionada desde hace 68 años sin cambio de régimen y los únicos resultados fueron dos hambrunas y tres generaciones de los Kim en el poder. Como respuesta al paquete de sanciones de 2019, Kim Yon Un retoma su plan nuclear ofensivo y surge la amenaza de otra hambruna.
Nuevos cubanos
En Venezuela la polarización antipolítica-colectivismo causó efectos igualmente desastrosos. La oposición despalilló el poder político conquistado en 2015 y solo cuenta con apoyo internacional porque no consigue como actuar internamente en una secuencia de desengaños. La acción norteamericana convirtió al gobierno en dependiente de Rusia y China y la oposición está paralizada a la espera de que “pase algo”. La última invocación impotente, sucedánea de la política real es el TIAR.
Este se resume en dotar a los países de la región para aplicar sanciones al Estado venezolano, las mismas que han chasqueado. Un aislamiento económico estilo Cuba, de consecuencias perfectamente conocidas. Pero en el plano global el paleopensamiento no debería ocultar un factor clave como se lee en sus metafísicas obras. Los países derrotados por la pobreza como Argentina, Venezuela y los estados fallidos asiáticos africanos son los que no pudieron superar el socialismo.
No los tocó la ola de reformas económicas de los años 80 y 90. China e India, que juntas concentran un tercio de la población mundial, a su vez contienen la mayor concentración de pobres en el planeta. Y la disminución sistemática y milagrosa de la pobreza se debe a que ambos países abandonaron esquemas económicos desvencijados que proponen autores de izquierda y derecha como los mencionados arriba.
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