Polipolar – Carolina Espada

Publicado en TalCualDigital

Por: Carolina Espada

Orgullo, indignación, ternura, ira, desconsuelo, odio, esperanza, impotencia, risita nerviosa, burla, saña, desprecio, histeria. “Bolas”, rumores, noticias falsas; informaciones ciertas que escalofrían; verdades y posverdades, y un enredo al intentar discernir cuál es cuál; distracción y pérdida del foco; agotamiento físico y mental; días encabalgados a merced del Twitter, WhatsApp, Instagram; jornadas de 36 horas o más y uno sin dormir, ¿quién dijo sueño?; varios tipos de bombardeos: con gases lacrimógenos y con sobredosis de wasaps, tweets, emails, audios, “memes”, mensajes de texto, teléfono, celular, Facebook. ¿Alguien sintoniza los canales de televisión locales? ¿Alguno está informando o desinformando? Lectura en la madrugada por internet de “El País”, “Le Monde” y “The New York Times”, buscando noticias de Venezuela desde otra perspectiva. También, visita al www de CNN en donde la noticia es la última insensatez y tropelía del presidente Trump con sus tweets obsesivos compulsivos. “¡Tamaña zoquetada!” exclama uno, pero entiende el estupor y espanto de los ciudadanos de ese país. Y entonces son la 6:00 a.m. En la radio, el Himno Nacional: “¡Seguid el ejemplo que Caracas dio!”, aunque ahora otras ciudades y otros pueblos tienen sus propias pautas. Y llega el programa de César Miguel Rondón, y uno coge mínimo y se sienta a escuchar los titulares. Pero antes, César Miguel lee el calendario astrológico e invariablemente yo me desconecto y me pongo a pensar en otra cosa. Eso de que el Sol esté en Tauro, con Luna menguante en Sagitario, y que es el momento ideal para hacer “una dieta para engordar”, hace que gima y no vea el momento de la lectura de la prensa. Información objetiva desde los más diversos y opuestos puntos de vista. Pero primero pone musiquita. Allí me digo: “Amanecí polipolar, estoy polipolar desde ayer a las 10 de la mañana; que me acabe de leer los titulares para coger mínimo y volver a mi bipolaridad habitual”.

¿Y qué es la bipolaridad? Según el diccionario es algo que tiene dos polos; para los psiquiatras, es un trastorno que consiste en pasar de la mayor depresión a la más agitada manía. Una enajenación mental, por no decir “privación del juicio” o “locura”. La perturbación de las funciones psíquicas y del comportamiento. Una pelusa de ceiba.

Y entonces, ¿qué es la polipolaridad? Es eso de estar rebotando como una súper pelota del piso al techo, del techo al suelo, de allí a la pared. Pero en vez de pelota, cerebro y corazoncito abollados y jadeando.

¡Y llega la hora del estallido de wasaps! Felicitamos a Cristina a quién le nació una nieta… ¡y viene ráfaga!: lista de nombres de estudiantes presos; video del linchamiento de un despojo humano desarmando -¿era joven?, ¿lo mataron?- a punta de puños, porrazos y patadas de bota de un pelotón con honor, valor y divisa. Oración a Virgen, “Madre de Dios”, que está con “nosotros” (¿y quiénes somos “nosotros”?), porque Dios “está de nuestro lado” (¿de cuál lado?). Hago un alto en la lectura para reflexionar, pues con una madre atea y un padre Masón grado 32, es mucho el coco que hay que echarle a esto: ¿Pero no y que la Virgen es la Madre de todos? ¿Dios no y que es de todos también? ¿Acaso Dios es sólo de una mayoría, digamos que del 80%? Si es así, Dios está clarísimo con el rating: 80 puntos es muchísimo mejor que 20. Conclusión atropellada en plena polipolaridad: Dios es como el Defensor del Pueblo, le pertenece a “cierto” pueblo. ¡Catajarra de wasaps! Un video de Ricky Martin, divino él, tocando las congas y cantando cumpleaños feliz… ¿y a quién se le ocurrió venir a cumplir años hoy que fusilaron al muchacho en la autopista o le prendieron candela a otro en Altamira? Y los wasaps: “¿Alguien sabe si mataron a alguien hoy?”; solidaridad de jugadores de rugby en Polonia, abrazados en el campo, guardando un minuto de silencio por Venezuela y uno llora, ¡¿no va a llorar?!; “¿Es verdad que están pidiendo fianzas de mil dólares para soltar a los muchachos que metieron presos?”; “Nooo, eso no es cierto”; “Mañana hay un trancazo de 24 horas corridas: arrancando al mediodía”; “¡Eso es falso, ésa no es la convocatoria, ya te la voy a enviar! ¡Coge mínimo!”; “31 estudiantes masacrados”; “¡¿Qué es eso?! ¡¿Masacrados dónde, cuándo, por qué, por quién, te consta, cuál es tu fuente?!”; “No, no sé, a mí me mandaron el wasap y yo lo reenvié”; “¡Pero un poquito de sindéresis, por favor, es decir: de capacidad natural para juzgar rectamente, no me envíes nada más si no me puedes dar la información veraz y precisa!”; “Parece que fue en el CNE”; “No me sirve eso de “parece”, dime dónde, cuándo, a qué hora? Y si no puedes hacerlo no me escribas más. Estás colaborando a sembrar el caos, la angustia y la desinformación”. Más wasaps. “¿A quién fue al que condecoraron?; “¿Dónde está el piloto?”; “Confirmado, a los universitarios los apresó la guardia nacional bolivariana, los esposaron con tiras plásticas, las manos detrás de la espalda, los metieron en un camión cava, les tiraron una bomba lacrimógena adentro y cerraron la puerta. Confirmado. Estoy mandando dos videos que dan fe de ello”; “Los recibí, en ninguno aparece el final con lo de la bomba lacrimógena dentro del camión cava y el policía cerrando la puerta, si consigues el video completo mándamelo”. Y entonces uno ve la hora, está amaneciendo y hay que sintonizar a César Miguel Rondón para poder retomar esa simple bipolaridad que ahora es un lujo tenerla.

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