El heredero pierde apoyos, y amigos, y socios, y amores, y cómplices. Nadie se inmola por nadie. Aunque suene horrendo. Cuando se está en la cumbre, abundan los que, provistos de abanicos, echan aire. Ah, pero cuando la cosa se pone color de hormiga amazónica, cuando la chequera que camina se pone flaca, ni el teléfono atienden. A ver, hagamos un vuelo rasante.
Los cubanos se enamoran de los gringos. Evo no va más. Correa hace cuentas y decide que mejor el pase a retiro y no correr para perder. Dilma y Lula caminan por el desfiladero. Se van salvando, por ahora, porque la protesta no tiene conducción política. Cristina se terminó y lo que le espera es una montaña de procesos judiciales por un variado repertorio de delitos de corrupción. Los caribeños anglófonos y francófonos dan «gracias por favores recibidos» y se amigan con los guyaneses. Los merengueros cuadraron el negocio de saldar deudas con jugosos descuentos. Uruguayos y paraguayos ven al heredero como gallina que mira sal. Les resbala por la pendiente de la indiferencia. Y el colombiano ya dejó de ser el nuevo mejor amigo.
Internamente, la cosa para el heredero no anda mejor. No hay una encuesta que resalte éxito en algún área. Por el contrario, los números de gestión y popularidad están en rojo. Hasta el ejercicio de Hinterlaces revela que el hartazgo del pueblo es transversal y monumental. Porque cansa escuchar coba tras coba. Porque agota ver a enchufados pasándolo de maravilla mientras la gente de a pie pasa el trabajo hereje para sobrevivir. Porque desgasta el cuerpo y el alma calarse un sistema que es el non plus ultra del sifrinismo político.
Yo sinceramente quisiera que el gobierno reflexionara. Que desenterrara el espejo. Que se diera un baño de inteligencia y sensatez. Pero sólo hay evidencia en contrario. Cada día se distancia más y más de los venezolanos. Es la lógica del absurdo. ¿Qué hace que un capitán pierda el control del timón del buque, si alguna vez lo tuvo? ¿Habrá alguien a quien escuche? ¿Alguna pastillita de Ubicatex? Más sólo que la una va quedando. Y quedarse solo es tan malo.
@solmorillob