Editorial publicado en Analítica
Cualquier mortal que tenga conocimientos someros de economía y trate de entender la orientación económica que pretende imponer el gobierno, quedará, lo menos que pueda decirse, desorientado, porque mientras se insiste en establecer control sobre los precios de los productos, se establece, al mismo tiempo, la libre convertibilidad de la moneda. Ante una hiperinflación descomunal no se toman las medidas necesarias para detenerla, sino por el contrario, se aumentan desproporcionadamente los salarios y se otorgan bonos, no vinculados a la productividad. Todas estas medidas, inconexas, han generado una escasez en muchos rubros esenciales para la alimentación y, en otros, aumentos vertiginosos en sus precios.
Ya, en medios de partidarios de la izquierda tradicional chavista, se escuchan denuncias al pretendido carácter neoliberal de las medidas, mientras que en el polo opuesto, es decir, en sectores vinculados a la industria y al comercio, se habla de que lo que buscan esas medidas es acelerar la marcha hacia el comunismo.
En realidad pareciera que hay mucha improvisación en la articulación de las medidas y que más bien son un intento desesperado de conciliar lo inconciliable, es decir la profundización de la revolución con la recuperación, a como de lugar, de la estancada economía.
Lo que si resulta evidente es que si no se detiene la hiperinflación ninguna medida tendrá éxito.
