Sálvese quien pueda – José Toro Hardy

Publicado en El Nacional

Por: José Toro Hardypueda

La hiperinflación es el último estadio de la inflación; el más perverso. Se trata de un ciclo inflacionario sin tendencia al equilibrio que adopta la forma de una espiral y da lugar a un círculo vicioso en el que se crea más y más inflación con cada repetición del ciclo. Los precios aumentan exponencialmente al mismo tiempo que la moneda pierde su valor real y la población se empobrece.

La inflación siempre es provocada por una excesiva emisión de dinero que ocurre cuando los bancos centrales financian el gasto de los gobiernos. Es por ello que en todas las economías modernas a los bancos centrales les está prohibido financiar el déficit fiscal. De hecho, tal prohibición está expresamente establecida en nuestra Constitución, en cuyo artículo 320 se puede leer textualmente: “En el ejercicio de sus funciones, el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”.

No obstante lo anterior, el régimen ha impuesto sucesivas modificaciones de la Ley del Banco Central –de forma evidentemente inconstitucional– para que pueda financiar su déficit y el de las empresas del Estado, con lo cual ha desatado la tragedia hiperinflacionaria que hoy padecemos los venezolanos.

Lenin llegó a afirmar: “La mejor forma de destruir la civilización occidental, sin disparar ni un solo tiro, es desquiciar su moneda”. Eso es lo que ha logrado el régimen. Ha desquiciado la moneda venezolana en su afán por financiar un modelo desenfrenadamente populista. Las consecuencias son devastadoras y han perturbado las bases mismas sobre las cuales se asienta tanto la actividad económica como la estabilidad del tejido social en Venezuela.

Existen tres criterios diferentes para considerar si en una economía existe hiperinflación:

  • El de Phillip Cagan (“La dinámica monetaria de la inflación”, 1956), quien plantea que se hace evidente cuando la inflación promedio en un país alcanza 50% mensual.
  • El de Marta Reinhart y Kenneth Rogoff, quienes sostienen que ocurre cuando la inflación anual alcanza 500%.
  • El de la Asociación de Contadores Internacionales, que asegura que ocurre cuando en un país la inflación anual alcanza 100% por 3 años seguidos.

En Venezuela parecen cumplirse los tres criterios, aunque es necesario aclarar que según la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional la inflación fue de 46% en octubre, de 55% en noviembre y de 85% en diciembre.

Como resulta difícil estimar la inflación ante la ausencia de cifras del Banco Central de Venezuela (que viene incumpliendo la obligación constitucional de suministrarlas), se plantearán tres escenarios con 50%, 70% y 100% de inflación promedio mensual. Ninguno de los tres escenarios luce descabellado si, como ya se dijo, la inflación de diciembre alcanzó 85%.

Escenario a.  50% de inflación promedio mensual:

Inflación Anual = (1+0,50)12 – 1 x 100 = 12.871%

Los precios se duplicarían cada 51 días.

Escenario b, 70% de inflación promedio mensual:

Inflación Anual = (1+0,70) 12 – 1 x 100 = 58.000%

Los precios se duplicarían cada 39 días.

Escenario c. 100% de inflación promedio mensual:

Inflación Anual = (1+1,00) 12 – 1 x 100 = 410.000%

Los precios se duplicarían cada 30 días.

No estoy prejuzgando sobre la catástrofe que implicarían cada uno de esos escenarios. No lucen irreales si consideramos que la inflación de diciembre ya fue de 85% y que esta suele aumentar en forma de espiral. Estoy simplemente aplicando la fórmula matemática para el cálculo del valor futuro usualmente utilizada para estimar la inflación. Fue la misma fórmula que utilizó Phillip Cagan en su “Dinámica monetaria de la inflación”.

No quiero tampoco ser alarmista. Ante los escenarios de inflación anual que podrían alcanzar en 2018 –en cada uno de los escenarios analizados– 12.871%, 58.000% o 410.000% respectivamente, quiero simplemente lanzar un urgente llamado al gobierno para que proceda a un cambio inmediato de sus políticas económicas y, antes que nada, a la práctica aberrante de obligar al Banco Central de Venezuela a financiar su déficit fiscal mediante emisiones de bolívares sin respaldo alguno.

@josetorohardy

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post recientes