A días de las primarias, fijadas para el 22 de octubre, al CNE le da por armar la de Dios es Cristo. El señor Amoroso y sus compañeros de pupitre quieren poner a la oposición a sacarle los pétalos, uno a uno, a la margarita. Algunos dicen «pero es que yo lo dije», como si con eso hicieran alguna contribución al saber universal. Otros se decantan por declarar, en tono ceremonial de prócer, «si el CNE se opone, lucharemos contra él y haremos que nos obedezca». Por supuesto, que el objetivo del CNE es hacer que se nos quemen los tequeños, que el carato se nos ponga piche y que la torta se nos apelmace.
¿Qué hacer? Por de pronto, la CNdP se aprieta los pantalones. Bien. No toma ninguna decisión sin previa consulta a los participantes. Sigue adelante con las tareas previstas en el cronograma. Y tiene a los mejores constitucionalistas revisando cada letra, cada palabra, cada coma y cada punto. El comunicado del CNE fechado 2 de octubre es, para decirlo en criollo, un ruleteo. Porque no es cierto de que cualquier elección en Venezuela es competencia exclusiva del CNE. Abundan los ejemplos, pero usemos como tal las recientes elecciones de autoridades en la UCV, en las que el CNE no tuvo nada que ver. No metió sus narices.
A ver, hay varias cosas que hay que entender. Esto no se trata de ninguno de los competidores con oportunidad real de triunfar en las primarias. Esto va de una entrepitura que no por esperable es aceptable. La oposición puede escoger su candidato en la forma en la que bien se le pinte la gana. Y fue una decisión de la oposición que el estandarte lo lleve alguien seleccionado en un proceso de primarias. La oposición decidió ignorar las supuestas inhabilitaciones que pesan sobre tres de los trece competidores. Y elaboró un cronograma que ha sido respetado. Contra todo pronóstico, aquí organizaciones y competidores han jugado limpio. Entienden que la unidad priva sobre ambiciones personales y otras mezquindades pueriles. Eso se llama maduración política, que nos tomó muchos años. Y porque hemos madurado ya no reaccionamos, accionamos.
Sobre la mesa hay muchas más variables de las que se observan a simple vista. Es un juego en el que hay mucho en juego. El régimen juega con cabras y gallos tapaos. Por meses pasó agachao y ahora está buscando cómo trancar el juego. Pero la oposición tiene piedras. Y no ha caído en comprar falsas dudas. Porque ha entendido que quien siembra dudas, cosecha desencantos. Nadie se levanta de la mesa mientras haya juego. Este juego no ha terminado.