Publicado en: Blog personal
Por: Naky Soto
La sociedad civil venezolana está bajo amenaza desde hace muchos años, pero para esta semana se espera que la Asamblea Nacional apruebe la ley contra las ONG y la ley fascista. Una terminará de cerrar el ya lacerado espacio cívico y la otra servirá para proscribir todo tipo de oposición. Este sábado, Nicolás ofreció más violencia y represión durante la celebración de lo que el chavismo llama ‘el día de la dignidad’, acto en el que propuso la inclusión en la Constitución de la cadena perpetua y la inhabilitación perpetua. En simultáneo, un grupo de gente que dicen representar a la sociedad civil publicó otro comunicado (muy mal redactado y con severas contradicciones entre lo que describen, lo que omiten y lo que demandan), para proponer entre otras cosas “un discurso público y un clima político y social favorable al desarrollo de un proceso electoral pacífico y participativo”, lo que ha negado el chavismo hasta ahora, pero eso no lo dicen.
¿Cómo es la cosa?
Ajá, después de que el chavismo obtuvo todo lo que demandó en el Acuerdo de Barbados incumpliendo su parte, este grupo publica un comunicado en el que minimizan los atropellos y plantean que se pueden mejorar las condiciones electorales si hacemos lo que el chavismo impone. Al relato le sobran frases vacuas como que el régimen “tiene la obligación de cumplir con lo acordado en materia de derechos políticos y garantías”, y las califico como vacías porque no establecen que hasta ahora no lo ha hecho y es eso lo que cambia el mapa de posibilidades opositoras. También piden ampliar el lapso para inscribirse o cambiar los datos en el Registro Electoral (que reúne toneladas de arbitrariedades), y que las candidaturas puedan concluir el proceso de postulaciones “sin más restricciones que las que establece la ley”, aunque hasta ahora ha ocurrido lo contrario.
No, no son ironías
Al régimen no le exigen nada, apenas le sugieren lo obvio, por eso afirman que “a pesar del incumplimiento reiterado de la contraparte” (como si lo incumplido fuesen nimiedades), María Corina Machado y a la Plataforma Unitaria (PU), tienen “la obligación de honrar lo acordado en Barbados” cumpliendo con “la responsabilidad de conciliar un candidato presidencial que pueda efectivamente participar”, de modo que, la violación de las normas, la burla a los acuerdos y las imposiciones se reducen a descartar cualquier aspiración de cambio, birlar la voluntad popular expresada en la primaria y sepultar al liderazgo emergente a favor de los potables que eligió el propio chavismo.
Colador moral
Como medida de seguridad, los responsables políticos de estos comunicados siempre incluyen en los firmantes a personas de altísimo reconocimiento público para que sean el tamiz que filtre contraposiciones, porque no podrías dudar del espíritu democrático de Tal y Pascual, pero vamos de nuevo: mientras el chavismo amenaza con radicalizar aún más un sistema que cercenó todo rastro democrático y repite la misma estrategia (desmoralizar a la oposición para desmovilizarla), los firmantes no narran estos hechos y dejan toda la responsabilidad de lo que ocurra en la capacidad de sumisión de la oposición y la comunidad internacional, a la que le demandan transformar el conflicto político impuesto por el chavismo ‘dándole más incentivos’, especulando que con eso avanzará una negociación (aunque la evidencia demuestra lo contrario), “para que el conflicto se administre en el marco del Estado de Derecho”, que no cumplen desde hace años.
Miriñaques
Además, los firmantes aspiran a que la comunidad internacional apoye al chavismo a “reintegrarse a sus circuitos económicos y geográficos (…) reinstitucionalizar las relaciones diplomáticas y destrabar el diálogo político y social”, que ellos mismos generan y azuzan. Y todo ese berenjenal se reúne en una petición concreta: preservar la flexibilización de las sanciones, porque ellos prevén que de no hacerlo la negociación para mejorar las condiciones electorales (ya burlada a mansalva), puede complicarse. Hace exactamente 11 años, Henrique Capriles nos mandó a descargar la frustración por la derrota electoral tocando cacerolas. La pírrica diferencia de 1,49% con la que el CNE dijo que ganó Nicolás, ha aumentado a la par que nuestras vidas se descalabraron: el rechazo es mayoritario y comprobable.
Los mismos de siempre
En el discurso de ayer, Nicolás celebraba que sobre la tarima estaban las mismas personas que hace 22 años. Eso debería bastar para comprobar que toda apuesta civil, electoral y masiva ha sido aplastada por el poder fáctico de quienes no están dispuestos a mejorar lo que devastaron. Los firmantes, afortunadamente, no sufren las condiciones que castigan a la mayoría de los venezolanos. Hablo de pobreza, indignidad y desamparo. Era más sencillo redactar un par de párrafos pidiendo que apoyen a Manuel Rosales y que no regresen las sanciones.
Así como estimo que ningún grupo puede afirmar que representa a ‘la sociedad civil’, pero, de estar interesados en representarla, demandarían al menos que no se aprueben las leyes punitivas contra las ONG y la sociedad en general, que se respeten los derechos humanos y la Constitución, y con ella, el principio de que el poder reside en el pueblo. Termina la segunda semana de abril y aún la oposición no tiene una candidatura para competir en la elección presidencial de 2024. La oportunidad de cambiar es el eje transversal que mueve la emoción de los electores. Los venezolanos queremos ser libres de nuevo.