Por: Ismael Perez Vigil
En memoria de Fernando Albán, un político
que dio su vida por Venezuela.
Nuevamente sobre la mesa de discusión opositora el tema de si la vía electoral debe o no ser considerada. Y por supuesto no es una discusión pausada, tranquila, con argumentos acerca de la estrategia y la táctica política. No, es una discusión, pesada, con posiciones tomadas, con insultos y calificativos.
Soy de los que piensa, y lo he defendido públicamente desde hace varios años, que la vía electoral, el voto, debe ser parte central de nuestra estrategia opositora, el corazón de la resistencia ciudadana y la base para salir de esta ignominia y reconstruir la democracia.
Pero, no, ciertamente, dictadura no sale con votos… solamente. Pero se necesita la constatación por esa vía de la voluntad popular y el concurso de diversas vías: movilización popular, protestas ciudadanas por las diversas carencias que tiene el país (medicinas, comida, repuestos) y por el mal estado de todo (seguridad, salud, servicios públicos, infraestructura, transporte) y desde luego, es importante un esfuerzo coordinado con la comunidad internacional, cuya preocupación fundamental es la violación de los derechos humanos y los perversos efectos del narcotráfico y la corrupción sobre sus países; es decir, el esfuerzo y concurso de diversas vías, apoyo internacional, pero sobre todo, lucha interna, es indispensable.
Llamo la atención en un punto que debemos tener claro en esta discusión y es que la forma en que salgamos de esta dictadura, determinará el futuro del país; por eso no creo que debamos buscar una vía militar, ni interna –que sería pedirle a nuestros militares, que son el verdadero corazón y eje de esta dictadura, que nos “liberen” de ella– ni externa, que sería ponernos en manos de los intereses de quien sabe quién y para qué o convertir a Venezuela en un escenario de disputa por la hegemonía internacional.
La primera discusión que deberíamos tener en la oposición es cómo organizar una oposición mucho más recia, que le llegue mucho más al corazón y aspiraciones del pueblo venezolano y emprender y transitar ese camino largo, el de la reconstrucción de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil; últimamente, desde el 2012, cuando se pensaba que estábamos avanzando y acercándonos, resulta que retrocedimos y lo estamos haciendo cada vez más largo y difícil; ese, el de la reconstrucción de partidos y sociedad civil, es el camino que siguieron en otras partes; Chile, sin ir muy lejos; España, después de Franco; y un largo etcétera, y es en lo que todavía están muchos países, como Ucrania, Albania, algunos exsoviéticos de Europa del Este, algunos de los países de la antigua Yugoeslavia y otros más.
Cuando leo a algunos analistas de la situación política venezolana me preocupo porque creo que es tiempo de poner el hígado y el estómago de lado y volver a repensar las cosas, más allá de la decepción y frustración que hoy podamos tener, pensando más en el futuro y como construirlo y no seguir anclados en la queja que ya es solo peso y ruido.
¿Qué es lo que estamos proponiendo al dejar la vía electoral? única vía en la que puede participar todo el mundo, de manera más o menos segura, única vía con la que les hemos ocasionado al régimen algunas derrotas, ¿Y para ir a qué? … ¿A que nos maten en la calle como en 2014 y 2017? ¿A que vengan otros más, como Hugo Chávez Frías, a terminar de arruinar el país? ¿O a que vengan, supuestamente, los marines a llevarse a Maduro como se llevaron a Noriega en Panamá?
¿Qué no funcionó la vía electoral hasta ahora? Si, no funcionó, porque para empezar no llegamos a organizarnos para cubrir un porcentaje importante de las mesas; porque no hemos modelado una oferta y un mensaje de futuro para el pueblo de este país, para convencerlo de que vaya a votar por nosotros, como sí lo tiene la dictadura y sus seguidores que les hablan directo, con todo tipo de demagogia y bonos y le ofrecen “restituirle”, sin que tengan que hacer nada, lo que otros, supuestamente, le han quitado y robado. Mientras nosotros les ofrecemos sangre, sudor y lágrimas.
Cuando seamos capaces de poner gente en todas las mesas y tengamos la convicción y la disposición de salir a defender los resultados, como estaban dispuestos los chilenos cuando el referéndum de Pinochet –y los militares lo sabían, por eso retrocedieron y le dijeron a Pinochet que tenía que aceptar el resultado–, será que sabremos si la vía electoral sirve o no sirve. ¿Es la vía electoral la que va a sacar a la dictadura del poder? Reitero, posiblemente no, será una mezcla de vías, de eventos y de cosas, pero la electoral es piedra crucial.
La electoral es la única vía que nos permite, en dictadura, hacer algo para organizar a la gente, para recorrer el país, con una cierta, solo cierta, seguridad. ¿Por qué despreciarla?, ¿Por qué negarla? ¿Es mejor quedarnos en la casa rumiando la frustración, tecleando en una computadora, insultándonos unos a otros y esperando al salvador o justiciero que nos salvará?