El mejor día posible

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  “El mejor día posible”. A ver… Voy a cumplir el mes que viene  veintiún años en Unión Radio haciendo este programa, y dos años hice el programa en Radio Capital, así que ya son veintitrés. Veintitrés años diciendo “Que tengan todos el mejor día posible”. ¿Por qué el mejor día posible? Porque es absurdo que uno invite a alguien a que tenga un feliz día o sonría, si está pasando por una situación difícil, complicada. Si usted, por ejemplo, está acompañando a un familiar en una terapia intensiva, pues es difícil que usted tenga un día feliz. Por eso, en ese contexto, uno le desea que tenga “el mejor día posible”. Cuando usted ha sufrido un golpe duro, un trauma, una pérdida fuerte, la tristeza le embarga y todo se le pone negro, y, en ese contexto, yo le digo: tenga el mejor día posible, en lo que cabe. No puedo pedirle a usted que esté radiante, dichoso o dichosa, si está pasando por un duelo, pero igual, le deseo el mejor día posible. La tristeza, los duelos ante las pérdidas son siempre golpes pasajeros, cuestan mucho, algunos tardan más en superarse que otros, pero siempre pasan, nunca permanecen allí.

  La mitad del país sufrió ayer un fuerte golpe, una decepción importante. Se había hecho una  apuesta alta por cambiar el rumbo del país y se perdió. Se perdió por una diferencia nada despreciable, de más de un millón de votos. La democracia es eso. La democracia es saber aceptar la decisión de las mayorías. Pero la democracia también es el respeto a lo que podrían ser consideradas las minorías. Aunque en este caso, la minoría es poquito menos que la mitad del país.

  Cuesta entender, sin duda, que se haya votado por el odio, la división, el enfrentamiento, la hostilidad, la guerra. Cuesta entenderlo porque nadie en su sano juicio quiere la violencia por encima de la paz. Pero eso fue lo que decidió esa porción del país. ¿Por qué? ¿Por qué, por ejemplo, se pierde en estados como Zulia y por muy estrecho margen se gana en Miranda? Pues esos son los temas que, con la calma del caso, habrá que analizar ahora en profundidad y habrá que entender qué ocurrió y qué errores hay que corregir.

  Por lo pronto, Henrique Capriles, con una gallardía extraordinaria -la que le caracterizó a lo largo de toda la campaña-, dijo: “El país no ha perdido, yo perdí la elección”. Cosa que es injusta consigo mismo porque, como él bien lo dijo, puso el alma y buena parte del país, esa mitad, -en la cual por supuesto me incluyo- estuvo con él, le aplaudió y le aupó.

  Recién leía un tuit que decía “Perdimos una elección pero ganamos un líder”. Cosa que antes no teníamos y eso, sin duda, es importante. Esa intervención tan gallarda de Henrique Capriles llevó a que Hugo Chávez, cuando aparece ante el Balcón del Pueblo, por primera vez en 14 años donde hemos tenido elecciones de todo tipo, reconoce y agradece a la oposición. No podía hacer menos, ante la gallardía de Capriles. Quizás sea un indicio, a lo mejor el Presidente decide cambiar un tanto. Por lo pronto, anoche dijo que “quería la unión del país, que quería la conciliación”. Ojalá sea así por el bien de todos.

  En el mientras tanto, en el largo mientras tanto que nos queda, recordemos que siempre hay que levantarse de las caídas y el camino está allí para seguirlo andando. Decía el poeta Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”; y en este momento quiero recordar a otro poeta, a Eliseo Diego, quien decía: “La eternidad siempre comienza un lunes”. Hoy es lunes y con todo y el trancazo encima, hay que levantarse y seguir adelante.

 Y, en la medida de lo posible, que sea para todos “el mejor día posible”.

 

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21 comentarios

  1. cesar tenían que ser tus palabras tan perfectas y alentadoras, pero será pasar los próximos 6 anos mejor posible que se pueda ya que de estos discursos de conciliación de el presidente dudo mucho , ya que su ideal y meta es el castro comunismo y eso no es negociable eso se impone, tendremos que tener dirigentes que sirvan de muro de contención que representen a esta mitad de Venezuela, para que no lo impongan, verdaderos políticos que sepan que tienen el apoyo de esta mitad de Venezuela, porque de no asimilar el golpe, apenas se vallan los observadores internacionales, nos van a apabuyar en la asamblea y aprobaran todas las leyes, necesarias para llegar al comunismo, entre otras abolir la propiedad privada ya lo ha dicho el presidente, va a ahondar en el socialismo, pues ahora es que capriles y su grupo va a que tener guaramo y no abandonar a todos sus seguidores en el anonimato, todos lo apoyamos y seguimos apoyándolo pero sin la presencia de todos nuestros dirigentes de esta oposición no somos nada así que esperamos pasar los próximos 6 años lo mejor posible
    gracias

  2. Disculpa César Miguel que por una sola vez en la vida no este de acuerdo contigo, esto no fue que gano uno y perdió el otro. Estoy completamente segura que fue un descarado robo y que los militares tienen su mano peluda en el asunto. Algún día se sabrá. Cierto que el camino se hace al andar, pero por favor no me pidas resignación. Eso que te echen mierda en la cabeza y tengas que decir: "qué le vamos a hacer paciencia". No gracias!

  3. La democracia obliga a la aceptacion de los resultados……… Dios nos protega de lo que le toca vivir a nuestro pais. Ojala sea realmente verdad y no salgan los oportunistas a disolver el trabajo de la MUD

  4. Gracias Cesar Miguel, por esas palabras, hablando de golpeado, creo que es conveniente recordar a William Henley y su poema Invictus.

    INVICTUS
    En medio de la noche que me cubre,
    negra como abismo sin final,
    agradezco a cualquier dios que exista,
    por la fuerza de mi alma inmortal.

    Atrapado en las garras del destino
    ni he llorado ni retrocedido.
    Golpeado por avatares de la vida
    mi cabeza sangra pero no se humilla.

    Mas alla de este lugar de llanto y furia
    acecha en las penumbras el horror,
    y al encarar la amenaza oculta
    yo le enfrento sin temor.

    No importan los peligros del camino,
    ni el rigor de la sentencia,
    Yo soy quien dirige mi destino,
    Yo soy el capitán de mi alma.

    William Ernest Henley
    Traducido por Helio Borges

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