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El 5 de marzo del año 2013 pasará a la historia por ser la fecha en que falleció el Presidente Hugo Chávez. Sin embargo, en las efemérides luctuosa también ha de figurar este día por otra muerte muy sensible, la de una gran artista plástico venezolano. El 5 de marzo del 2013 falleció el gran Víctor Valera.
La nota luctuosa que leíamos ese día en El Universal decía:
El artista plástico Víctor Valera falleció hoy a consecuencia de varias dolencias, confirmaron fuentes de la Galería de Arte Ascaso. Tenía 86 años de edad.
Oriundo de Maracaibo, Valera nació el 17 de febrero de 1927. En su ciudad natal inicia sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Plásticas, en 1941. Cuatro años más tarde, se inscribe en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, y en el 52, como muchos artistas de su generación, se traslada a París. En la ciudad luz se incorpora al taller de Jean Dewasne y Victor Vasarely, así como al de Fernand Léger.
Con todo su bagaje artístico, la estética de Valera es reconocida por Carlos Raúl Villanueva, quien lo incorpora al Proyecto de Integración de las Artes que es característico de la Ciudad Universitaria de Caracas: muchos de los espacios ucevistas cuentan con importantes murales bajo el sello artístico de Valera.
No solo París ha contado con exposiciones de su obra, tanto pictórica como escultórica, sino su propio país natal, Colombia, Brasil, Estados Unidos, Italia (Bienal de Venecia), España, Bélgica, China. En este sentido, Valera es uno de los artistas venezolanos que ha sido más galardonado, y ha sido objeto de reconocimientos y distinciones: en 1958 recibió el Premio Nacional de Escultura, en 2002 el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Católica Cecilio Acosta (Maracaibo) y en 2009 el de la Universidad Central de Venezuela.
En el folleto de su última exposición en la Galería de Arte Ascaso en Caracas, él escribió este texto a propósito del espacio. Leo al maestro:
Cuando hablo de la forma
yo entiendo la tensión de un volumen integrado
o proyectado en el espacio o la ruptura del mismo
por la concepción de la totalidad.
Atrapar el espacio es hacerlo sentir como un volumen,
hacerlo adherente:
es fijarnos a nosotros mismos dentro del tiempo.
El arte del siglo XX son cosas inmensas llenas
de silencio donde las formas
y el vacío constituyen su existencia.
Por consiguiente, el espacio y el color son el único pretexto
de su mundo, donde la luz y la sombra
son su ley de movimiento.
Crear es un acto puramente sensorial.
Se necesita construir.
Construir para el artista del siglo XX
es una actividad neurotizante.
El arte deviene una realidad paralizadora
donde el movimiento es pura fijación,
porque su única validez es el tiempo. Su esencia.
En otras palabras:
si atrapamos el espacio concebimos el tiempo.
Paz a los restos del maestro Víctor Valera.