Cuando lo manden a la porra sepa usted donde queda

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Descubro en el ABC de Madrid una nota que me llama la atención. “Me importa un pito” “Irse a la porra” y otras expresiones populares de origen militar”. Llaman la atención sobre varias expresiones muy castizas, algunas no las usamos nosotros en Venezuela en particular y en la América latina en general. Pero hay otra que si forman parte del habla.


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Dice la nota de César Cervera:

Muchas expresiones comunes en el lenguaje de hoy en día tienen su origen en situaciones de naturaleza militar. En especial, muchas frases populares proceden del periodo de los Tercios de España, donde la sociedad castellana se militarizó (…)

Irse a la porra

El sargento mayor de cada Tercio de Flandes, la unidad de élite de los ejércitos Habsburgo en el siglo XVI y XVII, dirigía los compases de sus hombres moviendo un gran garrote, una especie de antecedente de la batuta de orquesta que recibía el explícito nombre de porra. Cuando una columna en marcha hacía un alto prolongado, el sargento mayor hincaba en el suelo el extremo inferior de su porra distintiva para simbolizar la parada. Los soldados arrestados debían permanecer sentados en torno a la porra que el sargento había clavado al principio. Eso equivalía por tanto a “enviar a alguien a la porra” como sinónimo de arrestarle.

Dejar en la estacada

Procede de los obstáculos hechos con estacas afiladas que se colocaban para impedir el avance sobre las líneas enemigas. La infantería usaba estos obstáculos para frenar en seco a la caballería.

 

Me importa un pito

El pífano o el «pito» era el chico que tocaba tal instrumento en el ejército. Su paga era muy baja. Por tanto cuando utilizamos la expresión “me importa un pito” damos a entender que le damos muy poco valor al asunto.

Meterse en camisa de once varas

Intentar hacer algo demasiado complicado para nosotros. La camisa o cortina es la denominación medieval de un lienzo de muralla, espacio entre dos torres. Y las varas eran una unidad de medida por lo que once varas son unos diez metros lo que implicaba una muralla demasiado alta para ser tomada.

De allí que eso de meterse en camisa de once varas es algo imposible

Se armó la de San Quintín

Alude a la batalla que tuvo lugar el día de San Lorenzo —10 de agosto— de 1557, ganada por las armas españolas de Felipe II contra los franceses, y en la que los Tercios estuvieron dirigidos por Manuel Filiberto, duque de Saboya.

Chusma

La chusma eran los prisioneros condenados a apalear sardinas (a remar) en galeras y por tanto encargados de la tareas más ingratas.

Camarada

Su origen viene de cuando los tercios tenían que prolongar su estancia en algún lugar. Entonces se reunían en grupos de ocho o diez para hacer camarada o camareta. Así lo explica un documento de la época: “Hacen la camarada, esto es, se unen ocho o diez para vivir juntos dándose entre ellos la fe (juramento) de sustentarse en la necesidad y en la enfermedad como hermanos”.

Bicoca

Algo sumamente fácil, o de escaso valor. En relación a la batalla librada el 27 de abril de 1522 en la localidad de La Bicocca, población cercana a Monza, en el antiguo condado de Milán, donde el ejército francohelvético fue diezmado sin que hubiera casi ninguna baja entre los españoles.

Y cuando uno dice la Bicoca de tal cantidad de dinero se utiliza por lo general es como una ironía, tratando de restarle valor a la bicoca y resulta que uno alude a unas cantidades siempre gigantescas.

Al enemigo que huye, puente de plata

Es decir, conviene facilitar la huida del enemigo que nos molesta para librarnos de él sin tener que combatir. Esta máxima militar tan sobada en la actualidad pertenece a Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán” (1453-1515).

No hay moros en la costa

Tras la Reconquista, las costas de España estuvieron dos siglos sometidas a la piratería, hasta tal punto que se decía que un pueblo se acostaba normal y se despertaba desierto, con los hombres muertos, y las mujeres y los niños esclavizados de camino a los puertos piratas del norte de África. Para evitar tales ataques, pues los moriscos expulsados conocían la zona e indicaban dónde y cómo atacar, se trasladaron los pueblos al interior y se colocaron vigías en las costas. Cuando no había moros en la costa significaba que no había peligro. Y la gente podía salir tranquila de sus casas.

Expresiones que todavía se utilizan con mucha frecuencia y que siendo muy castizas todas ellas, vienen, como dice esta nota de César Cervera en el ABC de Madrid, viene de los viejos ejércitos españoles.

 

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