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El idioma es algo vivo, algo que se va renovando continuamente. Por eso el idioma cambia, es muy distinto nuestro castellano del que habló y escribió en el siglo XVI Don Miguel de Cervantes Saavedra. Hay palabras de aquel entonces que ya no existen, hoyen día hay palabras nuevas que Cervantes jamás ni sospecharía. Recién ha aparecido la vigésimatercera edición del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que es el diccionario oficial de nuestro castellano.
Añadió el DRAE – como se le dice según sus iniciales- luego de 13 años, la publicación 5.000 palabras y 195.439 acepciones, entre ellas los nuevos vocablos tecnológicos y términos que definen las relaciones humanas.
Estas incorporaciones hablan de cómo han cambiado los tiempos, por ejemplo, en tiempos de globalización e internet tenían que entrar términos que ya hace rato nosotros estábamos manejando. Por ejemplo: “Tuitear”, “tuit”, y es curioso que se les haya aceptado porque, por ejemplo, los colombianos que son tan puristas con el idioma- creo que inclusive muchísimo más puristas que los mismo españoles- ya manejaban la traducción exacta del término “tuit”, tuit es un «trino», tuietear es un «trinar». De hecho los colombianos, por ejemplo el cronista Salcedo Ramos dice: “He puesto un trino”. Así como nosotros podríamos decir acá: “Puse un tuit”. Pero aceptó la Academia tanto tuitear como tuit. Por otra parte también Wifi, Wifi o no sabemos si se puede aceptar su pronunciación en inglés que es Waifai. Pero ya esta ceptado el Wifi.
“Bloguero”, “hacker”, “teletrabajo”, “pantallazo” e “intranet” son términos que se han aceptado.
En el caso, por ejemplo aquí dice se aceptó “marica”. Ahora en su descripción se explica que su uso es despectivo, aunque deberían haber acotado que en Venezuela, no, ya en Venezuela para las nuevas generaciones es una palabra común y corriente.
Fijense ustedes, “kinder” que es una palabra de origen alemán, ahora es cuando la vienen aceptar, y yo a mis casi 61 años fui al “kínder” cuando tenía muy poquitos. Pero fíjense hay como 60 y tantos largos años de atraso. “Lonchera” todavía usted la prepara para sus muchachos y yo también la utilicé, la lonchera que viene del anglicismo lunch-almorzar, ahora es que las aceptan. Pero aceptan también unas palabras que antes eran impensables “homoparental”, que se define como una familia formada por dos personas del mismo sexo. ¿Qué tal?
Destaca “amigovio”, que le da un nombre al concepto de amigos con derechos bajo la siguiente definición: “Persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo”.
Acá entre nos a mi me suena a sinvergüensura esto del DRAE aceptando el “amigovio”, en fin. Todos más o menos sabemos a qué se refiere cuando uno basta ver la pareja.
Pero si hay definiciones nuevas. “Marido” ahora es: hombre casado con relación a su conyugue no necesariamente una mujer. Femenino a la hora de definirlo se eliminaron las acepciones débil y endeble, mientras que de “masculino” desaparecieron varonil y enérgico.
Ahora así como “amigovio” nos resulta rro, por ejemplo, “papichulo” está aceptado ¿qué es un papichulo? Es una españolada terrible. “Limpiavidrios” pasa. Nocaout” y “birra” por fin han sido aceptadas, después de que usted se tomado ya tantas y tantas birras a lo largo de su vida.
Fíjense, en el oficio nuestro “notero” a los periodistas que recogen, procesan y escriben noticias para radio, televisión o prensa.
En el mundo de los deportes a los que nos gusta el beisbol, jonrón” ha sido aceptado y “pícher” también ha sido aceptado sin la “t” como algunos lo han querido escribirlo. “Referí” también se aceptado y “taquito” también vale.
Ahora, «feminicidio» también se incluye, “frikis”, “dron”, “conflictuar” y “propagandear” ahora son también verbos: Yo conflicto, tú conflictuas, yo propagandeo sería la conjugación, asumo.
Ahora, una noticia mala, han desaparecido “boleador” que supongo era aquel que se dedicaba a bolear. Fenicar, ha desaparecido, fenicar a ustedes seguramente le está dando, según la cacofonía, una connotación de esas, no, fenicar no es lo que usted se imagina. Fenicar es verter acido fenico, cosa que usted por supuesto nunca ha hecho ni yo tampoco.
“Calántica” también ha desaparecido del diccionario. Ya que en mis 61 años jamás he utilizado la palabra “calántica” la busqué. Según el DRAE es una especie de seda con mirra que usaban las mujeres para embellecerse en la antigüedad. Las mujeres de la modernidad no usan calántica y el DRAE le dio la espalda a una palabra que- aunque en desuso- suena bonita ¿verdad?
Por lo pronto, ya usted sabe tiene derecho a un “amigovio”.