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Nadie sabe quién es Joaquin Salvador Lavado Tejón .Sin embargo, todo el mundo sabe quien es Quino. Y cuando usted le pregunta a alguien quién es Quino, la respuesta es inmediata, Quino el creador de Mafalda, el papá de Mafalda.
Pues bien, Joaquin Salvador Lavado Tejón, Quino, ha obtenido el premio “Príncipe de Asturias a la Comunicación y las Humanidades 2014”. La noticia ha sido recibida con inmenso beneplácito, no sólo en el mundo de habla hispana donde Mafalda ha reinado por 50 años, sino en realidad, en todos los países, en todos los idiomas donde Mafalda también ha caminado.
Leo acá:
Para los miembros del jurado ella es «inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible», sueña con un mundo «más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos» y los «lúcidos mensajes» que Quino transmite a través de su personaje siguen «vigentes» cincuenta años después de su nacimiento.
Pero a pesar de ser un padre responsable, Quino ha declarado en muchas ocasiones que él es más que el creador de Mafalda: es un dibujante de humor.
«Dibujo lo que he dibujado en estos 50 años: páginas de humor, chistes sueltos, porque cuando yo empecé con Mafalda llevaba ya once años publicando humor y, mientras hice Mafalda, jamás dejé de hacer este tipo de páginas. Siempre lo he hecho”, le dijo Quino a BBC Mundo en una entrevista realizada algunos años atrás.
Ahora, Quino dejó de hacer Mafalda hace ya un buen rato porque sencillamente Mafalda le había robado todo. El vivía solo para Mafalda que se convirtió en un personaje único, leer Mafalda en los años 70’, en los años 80’ era estar en todo, era dejarse acompañar por un personaje único; su papá, su mamá, luego vino su hermanito, los amiguitos de la cuadra, Manolito, el gallego del abasto, Susanita siempre pendiente de casarse, Miguelito, en fin.
Leo en una nota de la BBC:
Quino nació en la ciudad argentina de Guaymallén, ubicada a unos 1.000 kilómetros de la capital, Buenos Aires, el 17 de julio de 1932.
A los 15 años se trasladó a Mendoza para iniciar sus estudios de artes plásticas, pero al poco rato abandonó la escuela para irse a Buenos Aires a probar suerte en lo que siempre consideró su vocación: dibujante de historietas.
Pero no sería fácil. Su traslado a la capital sin apoyo financiero, lo pusieron en una situación difícil que solo resolvió hacia 1954 cuando vende su primera tira cómica. «Fue el día más feliz de mi vida”, recordó hace poco durante una entrevista.
Quino vivió de dibujar, pero en el anonimato. Solo reconocido por sus colegas y algunos amigos. Hasta que llegó 1963 y una propuesta que no era muy diferente a otras había hecho antes, pero que le cambiaría la vida: Mansfield electrodomésticos.
La publicidad para Mansfield -que servirá para inspirar el nombre de la niña- no se concretó, pero la idea quedó allí: una niña, una familia. En 1964, el director del semanario -ya desaparecido- Primera Plana, Julián Delgado, le pide una tira cómica «que tuviera algo de ‘Penauts’ (la famosa tira cómica creada por Charles Schulz).
«A diferencia de ‘Penauts’, me dijeron que debía tener adultos. Así que me compré todos los libros que habían en Buenos Aires sobre esta tira cómica y estuve observando que era lo que Schulz le había aportado de nuevo».
De inmediato Mafalda se convirtió en un éxito. Las preocupaciones adultas de una niña, su visión del mundo actual, su acidez frente a temas como la desigualdad, la violencia, la pobreza y la paz se convirtieron en un referente.
Y junto a ella, sus amigos inolvidables: Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito, Libertad y su incontestable hermano menor, Guille.
«Creo que se volvió universal porque la temática es común a todos los grupos familiares humanos, estén en China o en Finlandia», anotó.
Bien por Quino y su premio “Príncipe de Asturias”, y bien por Mafalda que 50 años después todavía no le gusta la sopa y le siguen gustando muchísimo Los Beatles.