Convocar al indeciso – José Ignacio Rasso

No debemos permitir ser una extensión del algoritmo presidencial que fomenta la polarización que tanto le conviene al oficialismo. Tenemos que acercarnos al indeciso.

Publicado en: La Lista

Por: José Ignacio Rasso

Soy de esas personas que normalmente evita la confrontación. Quienes me conocen saben que en la esfera familiar o entre mis cercanos, encuentro más valor en el que guarda mesura que en aquel que lanza llamas para ganar una discusión. Le doy vuelta al conflicto cuantas veces sea necesario. No me gusta pasar el trago amargo, no busco tener la razón sacrificando la armonía.

Pero como todo en la vida una virtud puede ser también tu defecto, porque frente a las injusticias, como ahora en tiempos electorales, guardar silencio es un error que no debemos permitirnos. A veces hay que salir de la comodidad de la neutralidad y tomar el voto por los cuernos. No podemos permanecer con los ojos cerrados ni mirar hacia otra parte. Son tiempos de campañas y tenemos que fijar una postura.

Sabemos que México está polarizado, que el obradorismo cuenta con un voto duro al cual no existen sobres de efectivo suficientes, evidencia grabada ni tragedia como la línea 12 del metro que lo haga cambiar de parecer; que la oposición cuenta con un electorado que no soporta ni acepta nada que venga de Morena y que existe un grupo importante de desencantados, huérfanos políticos e indecisos que pueden convertirse en los votos que inclinen la balanza el próximo 2 de junio.

A ellos hay que dirigirse, a todos aquellos que tienen dudas de su voto. A los que cuestionan el pasado y el presente, pero no tienen la certeza de cuál camino tomar para el futuro. Los invito a no huirles en las reuniones ni evitar el tema cuando salga a colación. Es momento de ponerle argumentos a las balas.

Es momento de ser más inteligentes que el grito y más prudentes que el arrebato. Son tiempos para mover los puntos y las comas de un lado al otro hasta encontrar la llave que explique los riesgos de elegir por voto popular a ministros, jueces y magistrados. Son tiempos para buscar discursos incluyentes que contemplen al que piensa, vive y sufre distinto.

Son tiempos de extender las sobremesas para explicar la importancia de los contrapesos institucionales, para tomarnos un trago con la empatía de las verdaderas víctimas como las madres buscadoras y aprender a mirar a través del crisol del contexto. Son tiempos de convocar al indeciso.

Desvelarnos para encontrar la luz frente a la violencia y seguir buscando razones para cuando llegue el momento de explicar por qué son importantes los plurinominales para las minorías. Son tiempos de escucha activa. Son tiempos de tener un as bajo la manga para hablar del desastre en el sistema de salud, de hilvanar silogismos contundentes en contra de la militarización, de construir argumentos para tirar muros y resentimientos.

Convencer por lo que creemos y tratar de salvar lo que hemos construido: La democracia, las instituciones, la libertad. No debemos permitir ser una extensión del algoritmo presidencial que fomenta la polarización que tanto le conviene al oficialismo. Tenemos que acercarnos al indeciso.

De nada sirven miles de voces acarreadas si no te puedes sentar a dialogar con el que piensa diferente. De qué sirve defender ideas que nadan de forma sincronizada como espejo de lo que piensa otro, recitales de recetas memorizadas y premisas de arena que se caen al primer cuestionamiento. ¿De qué sirve convencer al convencido?

Tenemos que reconocer cuál es nuestra voz y educarnos en el conflicto para encontrar la solución en conjunto. Tenemos que reconocernos como aliados en formación, no como enemigos. Tenemos que convocar al indeciso.

 

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