Agua, mucha agua

Nos llenamos de rituales para despedir al año viejo y recibir al año nuevo. Por lo general, el balance que se hace del año viejo es malo. Pareciera que ese año viejo, con la excepción del porro que canta me dejo una chiva negra, una yegua blanca y una buena suegra, pareciera que el año viejo, tradicionalmente, no ha dejado nada bueno digno de mención. De allí que, por ejemplo, algunos celebren la venida del año nuevo lanzando baldes de agua hacia la calle, para que se vaya lo malo, la pava, lo sucio, lo feo y entre lo bueno, lo esperanzador.

El 2015 ciertamente fue un año duro, y no quiero aguar la fiesta pero parece que el 2016 será peor. Sin embargo, así como se lanza ese balde de agua a la calle con mucha fe y esperanza, hay que estar preparados y dispuestos para que el 2016, por más que venga con malos augurios, sea mejor que el 2015. Ese debe ser nuestro empeño de cada día, de todos los días.

Si el año es encrespado igual lo caminaremos, igual lo recorreremos. Si el año es difícil y parece que no tiene manera, la manera se la buscaremos y, al final, lo coronaremos y lo botaremos mejor que a este año viejo del 2015.

No caigamos en la desesperanza, siempre es una trampa.

¡Feliz Año  Nuevo!

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2 comentarios

  1. Gracias, Mi César Miguel Rondón, deseándole todo lo mejor a usted y toda su familia en especial María Bárbara, (barbarita), leí su libro en Navidad 24 y 25 me encantó, todo su grupo familiar es un ejemplo a seguir, miles de bendiciones, Dios me los cuide siempre y deseándoles mucha salud a todos ustedes, con mucho cariño del bueno se les quiere, respeta y admira Liney Abello.

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