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Capriles, los militares y el golpe.

Cuando Henrique Capriles dice que en “la familia militar hay descontento”, por el desprestigio al que la ha sometido Nicolás Maduro con su regimen, está apuntando a algo delicado. En una oportunidad, antes de reunirse con Luis Almagro en Washington, Julio Borges, Presidente de la Asamblea Nacional, nos declaró que presentaría un informe a la OEA donde, de manera individual, se establecían responsabilidades en los altos mandos militares. La idea, decía Borges, no era generalizar sino, por el contrario, individualizar. Esto, evidentemente, porque tienen nombre y apellido los responsables. Esto, también, porque se apuesta a ese descontento inmenso en “la familia militar” al que alude Capriles. Además, declaró el Gobernador de Miranda: “Tengo información privilegiada sobre el descontento interno. Más de 1000 oficiales que han pedido la baja y no se las conceden. Más de 85 oficiales detenidos, muchos de ellos de la Guardia Nacional, por negarse a reprimir”. Y afirmó, categórico, que, de seguir esta situación, la cifra crecerá exponencialmente.

En algún momento de esa entrevista matutina, Capriles confesó: “Si nosotros fuéramos violentos como el gobierno hace rato hubiéramos dado un golpe de estado”. Y aclaró que ese golpe nunca se ha dado porque, siendo demócratas, entienden que la única manera de cambiar el gobierno es por vía democrática, vale: por los votos. Remató la idea afirmando que el próximo gobierno lo elegirán los venezolanos en elecciones libres, universales, secretas y directas y con un nuevo Consejo Nacional Electoral.

Perfecto. No es difícil que la mayoría de los venezolanos coincidamos en esa propuesta. ¿Pero el paso que media entre la salida de Nicolás Maduro y la elección de ese nuevo gobierno, cómo procede? ¿Cómo y con quién –quiénes- se establece y acuerda esa transición? Y allí es dónde, muy a pesar de la abrumadora mayoría civil y cívica de los venezolanos, la minoría militar crece y nos achica el espacio. La voz militar se hace de un volúmen atronador y no nos queda otra que escucharla. ¿Mas qué dice?

Si es por Padrino López, Reverol, Benavides, González López y otros cuantos, no hay opción: la democracia y la república muertas están. Capriles y otros líderes de la oposición –con información privilegiada o mero olfato político y social-, aseguran, sin embargo, que existen otras voces -¡muchas más!- que darán la palabra definitiva y en sentido contrario.

“No estoy llamando a un golpe de estado”, me declaró enfático Capriles esta mañana en la radio cuando le pregunté por qué insistía tanto en el tema militar. “Porque son ellos mismos, los militares, los que me han pedido que hable de esto, que hable de ellos”, remató.

No se diga más. Los venezolanos, mientras, esperan… Pero en las calles.

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