El músculo (tramposo) del Estado

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  En este largo rosario de quejas, reclamos, protestas, pataleos que ha vivido la oposición luego de la derrota del pasado 7 de octubre, el Consejo Nacional Electoral, evidentemente, está en el centro de todas las dudas y de todas las rabias. Claro, se han repartido mucho entre la oposición los reclamos entre un sector y otro, y esa es una pelea, lo hemos comentado, bastante estéril, sobretodo si tenemos a la vuelta de la esquina el 16 de diciembre. Pero centrémonos en el Consejo Nacional Electoral. El Rector Vicente Díaz hace una suerte de confesión, una suerte de “mea culpa”. El diario Notitarde, en Valencia, le dedica su gran titular: “Elecciones fueron pulcras pero injustas y desiguales”.  Esto es tomado de un artículo que lo publica hoy en su totalidad el diario El Nacional, bajo el título, “El meollo del problema”. Leo lo aquí lo siguiente:

  “Lamento que la institución a la que pertenezco, colmada de funcionarios profesionales, honestos y de altísima excelencia técnica, sólo pueda vanagloriarse de ofrecerle al país una elección técnicamente pulcra, como lo han reconocido con toda pertinencia ganadores y perdedores; pero absolutamente injusta y desigual. Siento vergüenza por no haber podido hacer más para equilibrarla. Afortunadamente falta muy poco para que otros más capaces puedan asumir el relevo.

  Y lamento por último, que muchas personas se presten a reproducir matrices sobre fraude sin ningún fundamento. La eficacia del trabajo para mejorar el ecosistema electoral pasa por poner la mirada y la energía en los verdaderos problemas. Los que hoy piden voto manual se olvidan que en el revocatorio mientras en las mesas automatizadas los votos fueron 60 a 40 a favor del gobierno, en las manuales la relación fue 70 a 30. Los que protestan contra la «operación morrocoy», absolutamente inexistente, distraen la atención sobre el acceso igualitario a los medios. Los que se lamentan porque no hubo testigos en la totalización ignoran que nunca han faltado en ninguna de las dos salas.

  El problema electoral en Venezuela no está en la sala de totalización o en las máquinas de votación. El problema está en el uso electoral del músculo del Estado. Esa es la batalla. Ese es el meollo”.

  La prueba más palpable de esto la tenemos en un titular que se lee con indignación. El registro electoral para hacer cambios de residencia para votar se cerró en el pasado mes de abril, fuimos a votar el 7 de octubre, y se entiende que si está cerrado el registro para hacer los cambios, se sigue votando en el mismo sitio. Pero tenemos un Consejo Nacional Electoral totalmente obsecuente, militantemente obediente, sumiso, rendido ante la voluntad, no del Gobierno, sino ante la voluntad del mismísimo Presidente Comandante Hugo Chávez.

  Luego de las elecciones del 7, el Presidente anuncia de manera definitiva sus candidatos para las gobernaciones. Cuando hace este anuncio da sorpresas, y las sorpresas llevan a que candidatos que no tienen nada que ver con un estado, de repente caigan -cual paracaidistas- aspirando a la Gobernación. Verbigracia Rodríguez Chacín en Guárico, Aristóbulo Istúriz en Anzoátegui, Erika Farías en Cojedes, Tareck El Aissami en Aragua, en fin…

  ¿Qué ocurre?

  Estos señores ni siquiera votan en los estados a los que aspiran a gobernar. Pero eso era antes, se ha cambiado todo. El gran titular del diario El Universal, en la  mañana de hoy nos revela lo siguiente: “Seis candidatos del PSUV cambiaron de centro de votación”.

  Escribe Eugenio Martínez en El Universal: El 15 de abril de 2012 cerró el lapso oficial para inscribirse -o solicitar cambio de centro de votación- para la elección presidencial del 7 de octubre y los comicios regionales del 16 de diciembre.

  No obstante, se hicieron los cambios. Por ejemplo:

   Aristóbulo Istúriz votó el 7 de octubre en el Distrito Capital, concretamente en la parroquia Sucre, Colegio Miguel Antonio Caro. Ahora ¿dónde va a votar Aristóbulo Istúriz? Pues va a votar en Barcelona, concretamente en la parroquia El Carmen, Escuela José María Vargas.

  José Gregorio Vielma Mora votó el 7 de octubre en la parroquia San Pedro de la capital, ahora votará en el Estado Táchira. Yelitze Santaella votó en Delta Amacuro, ahora lo hará en Monagas.

 Tareck El Aissami pasó de votar en la parroquia Pedro Morantes del estado Táchira, para votar ahora en el estado Aragua. Erika Farías, votó el 7 de octubre en la parroquia San Juan en Caracas, ahora va a votar en Cojedes. Ramón Rodríguez Chacín, votó en Barinas y ahora votará en Guárico.

  ¿Por qué se hicieron estas notorias 6 excepciones, luego de cerrado el lapso para hacer cambios?

  Evidentemente, porque vino una orden de ese dedo mágico, jupiteriano, todopoderoso de arriba. En definitiva hay dos tipos de venezolanos: unos que violan las normas y las leyes a su antojo y otros que son castigados, aún sin violarlas.