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Uno no sabe si Héctor Navarro es mentiroso o es exagerado. Uno no sabe cómo le funciona la cabeza. Lo que uno sí sabe, y ya tiene suficientes pruebas, es que es profundamente ineficiente. Cualquier empresa, institución, ministerio, despacho público que ha sido puesto en sus manos se tranca, se paraliza, se vuelve un caos. Claro, esta ineficiencia no es privativa del ingeniero Navarro, es común a muchos de los altos funcionarios –y medianos funcionarios también– del régimen que nos ha gobernado en los últimos 14 años.
Recuerdan que en algún momento, cuando le tocó la primera crisis de electricidad ya en plan de ministro, respondió, a propósito de las máquinas que se habían comprado por la emergencia y que ahora fallaban, la siguiente perla: “Bueno es que las máquinas se echan a perder, por algo son máquinas”. Y contó una historia exagerada –vaya usted a saber si es cierta o no–: narraba que un día fue a un concesionario, compró un carro de agencia, cero kilómetros, salió y el carro se echó a perder a unas cuadras. Entonces, ¿qué hizo Navarro? En lugar de regresarse al concesionario a armar un lío, vaya usted a saber, lo dejó allí, en la calle. Porque así son las máquinas de caprichosas. Como las que él tiene que manejar para darnos electricidad a todos los venezolanos.
Ahora él quiere ponerse en el plan de las víctimas y acusa, nada menos, de que le han cortado la luz. En el diario El Tiempo de Puerto La Cruz y en el diario El Carabobeño en Valencia viene esta cita textual de Navarro: “Cada día aumentan las denuncias por irregularidades en el cobro del servicio eléctrico” -reconoció el ministro Navarro- “Me cortaron la luz y me cobraron un recibo que ya había pagado, pero me lo cobraron con un consumo distinto por arriba y me multaron”.
Directivos de Corpoelec y representantes de la cartera de ese sector abrirán una investigación para determinar cuáles son los funcionarios que estafan con incrementos injustificados -dijo Navarro. “Hay un abanico de sanciones para todo aquel que infrinja la ley y ponga en peligro el funcionamiento del sistema, entre ellos la cárcel”.
¿De verdad le cortaron la luz, señor ministro? Cuesta creerlo, como cuesta creer el cuento del carro ese que se le accidentó a cuadras del concesionario cuando lo sacó cero kilómetros. ¿Es usted siempre así, señor Navarro?
En todo caso, lo que esto sí evidencia es su impericia, su ineficiencia. Así que a la iguana, a los rabipelados, ahora hay que agregar, también, a los funcionarios inescrupulosos que usted no puede, por lo visto, controlar. ¿Qué tal si usted se echa la culpa alguna vez, ministro Navarro? Porque ahora es a sus empleados a los que les está echando la culpa.
Por lo pronto, no hay dinero para enfrentar el problemón eléctrico y el año 2013, según lo ha confesado el propio ministro Navarro, va a ser un año bastante más oscuro que este negro 2012.
2 respuestas
Por Dios!! el último que apague la luz!…digo la velita porque luz no hay
Negligente y desidioso o torpe e ingenuo; pero lo que pretende es imitar las anecdotas de su mitomano patrón. En todo caso da pena ajena