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De la mesa de diálogo queda ya poco. La Iglesia, su gran promotora, está molesta. Monseñor Diego Padrón, Arzobispo de Cumana, quien suele hablar de manera frontal y directa, ha confesado que la Conferencia Episcopal Venezolana está inconforme con el proceso de diálogo nacional. Ese es el gran titular en Panorama, de Maracaibo: “La Iglesia le pide al gobierno cumplir con los acuerdos”. Citado en el gran titular de El Impulso, en Barquisimeto: “Iglesia no está contenta con desarrollo de diálogo. Fundamentalmente necesitamos dos cosas, la liberación de los presos políticos que los hay y en segundo lugar la apertura de un canal humanitario, que permita la ayuda a todos los venezolanos que tengan necesidad de comida y sobre todo de medicinas”.
Nicolás Maduro advertió que nadie se podía parar de la mesa de diálogo, evidenciando claramente que para nada entiende qué es una mesa de diálogo. A ésta, en primer lugar, se asiste de manera voluntaria. Por lo tanto, usted se levanta de ella también voluntariamente y cuando quiera. A la mesa se va con objetivos, el del gobierno está perfectamente claro: ganar tiempo y echarle agua a algunas candelas que le preocupaban. Por ejemplo, la candela electoral, comenzando por el referendo revocatorio. Esa angustia la terminó de apagar el gobierno con la mesa de diálogo. A cambio, la oposición, que no ha salido bien librada en el proceso, apenas llegó a algunos acuerdos vagos, sin fechas puntuales ni mayor precisión. Pero se ha advertido que la liberación de los presos políticos podía ser uno de los logros. Presos políticos que -ya lo hemos dicho- han sido asumidos por el régimen como si fuesen rehenes de una guerrilla. Suelto a este, libero al otro, como meros secuestrados a los que se les concede una gracia. Mas ni siquiera ese punto lo ha cumplido el gobierno. A cambio de la supuesta liberación no se marchó a Miraflores ni a ningún otro lado, y se suspendió el juicio político a Maduro en la Asamblea Nacional. Por ello es que Monseñor Padrón, evidentemente frustrado, como tantos venezolanos, pide la liberación de todos los presos políticos.
Henrique Capriles va más allá: “Maduro se burló del Vaticano y de la Iglesia (…) La MUD debe llevar en la agenda a esta mesa en la próxima reunión programada para el 6 de diciembre un solo punto a discutir: el referendo revocatorio. Era lo que siempre ha debido ser el único punto, luego que secuestraran nuestro derecho, porque veo que hay intención de gente que debería tener otra posición de poner el revocatorio a un lado porque siguen los cálculos pequeños que nada contribuyen a la unidad.”
Y en este punto es donde el gobierno se ha anotado su logro más importante: la mesa de diálogo ha servido para fracturar de manera severa la unidad opositora. Ha servido para poner en evidencia las diferencias internas. Los más radicales soltando pestes contra la presencia opositora en la mesa, y los llamados moderados sin atinar siquiera a una explicación satisfactoria de lo ocurrido. Mientras, como dice Padrón, seguimos con necesidad de comida y sobre todo de medicinas. Y cuando hablamos de medicinas, está el emblemático caso de los famosos contenedores de Cáritas. Hoy El Nacional informa: “7000 euros debe pagar la empresa que donó medicinas”. Insólito, solo en Venezuela se paga por donar. ¿Y por qué? “La ayuda de 75.000 unidades de medicamentos para Cáritas Venezuela pasó a estatus de abandono legal porque llegó hace dos meses y el Ministerio de Salud no tramitó los permisos. Pedirán que el asunto se discuta en la mesa de diálogo”. Esto nos evidencia, una vez más, que para el gobierno que la gente no tenga medicinas, que la gente se esté muriendo de hambre es lo de menos. Se le puede preguntar a la Ministra de Salud Luisana Melo, se le puede preguntar a las autoridades aduanales y seguro no obtendremos una respuesta satisfactoria. ¿Por qué ocurrió esto con los medicamentos que venían a Cáritas para repartirse a los venezolanos? ¿Mera desdia, torpeza burocrática, o acaso una acción contra la Iglesia?
Una idea de lo necesitados que estamos los venezolanos la tenemos en la nota que ayer publicó Efecto Cocuyo: “Hurto de comida muestra la desesperación ante crisis alimentaria en el país. Cinco jóvenes fueron detenidos en distintos procedimientos por hurtar ocumo chino, auyama y plátano, este fin de semana. Además del hurto de comida, se han producido saqueos, dos delitos de diferentes implicaciones que gritan lo que las cifras gubernamentales ocultan: desesperación por la escasez y deficiente distribución de los alimentos.”
Cierro con el titular de La Verdad en Maracaibo: “¡AUXILIO!, gritan madres de niños con cáncer. 6 niños murieron esperando quimioterapia e insumos, las madres de los niños protestaron por quinta vez este año. Piden a gritos medicinas para sus hijos”.
Por más que se grite, sin embargo, los sordos oídos del régimen no oirán nada.