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Pollo heroico y ciudadano arrecho

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  Subir por la Caracas-La Guaira los domingos al final de la tarde o en las primeras horas de la noche, suele ser complicado. Es mucha la cantidad de temporadistas que aprovechan ese momento para regresar. El trafico se hace denso, muy pesado. De repente un carro se recalienta en la entrada del túnel. Los carros se paran. Algunos, con exceso de bebida, ponen una salsa a todo volumen, salen en traje de baño como si siguieran frente al mar. Alguna bebida en un termo en la mano, y, de golpe, tienen que apartarse estos bonchones del túnel porque pasan raudas y veloces dos motocicletas con motorizados que exhiben gruesas chaquetas de cuero que en la espalda dicen: “Escolta Presidencial”. ¡Qué raro!, dice uno. Lo cierto es que estos escoltas empujan el carrito que se había recalentado y que tenía trancado todo el túnel. Los bañistas recogen sus cornetas, todo vuelve a cierta normalidad. Pero no, el tráfico sigue pesado. Y a esos primeros escoltas empiezan a seguir otros y otros que, de la manera más arbitraria y sin mucha maestría, bueno sea decirlo, empiezan a detener el tráfico, a mandar carros a la derecha y otros a la izquierda. Ya es evidente, piensa uno, nada menos que el Presidente de la República es el que viene por allí. Así pues, poco a poco, hasta que luego, atropellando y atropellando a los otros, gente que reclama y vocifera, aparece un enjambre de lujosas camionetas todo terreno. Allí va el Presidente. Pero rápido corre la voz en la cola: ¡No, es el Pollo Carvajal!

  Vaya manera de llegar al país. Tenían que llevarlo raudo y veloz al Teresa Carreño donde se celebraba el Tercer Congreso del PSUV. Para el partido de gobierno este era su gran fin de semana, era su gran evento. Pero esa importantísima discusión, supuestamente ideológica, cayó a un segundo y tercer plano por el escándalo de Hugo Carvajal, el Pollo Carvajal detenido en Aruba por su vinculación con la Guerrilla de las Farc y el narcotráfico, según las acusaciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

  Maduro dijo anoche, en el marco del Congreso, que la liberación del Pollo era una gran victoria contra la conspiración internacional contra Venezuela. Y esto, curiosamente, en medio de un apagón. Tuvieron que prender los celulares para medianamente iluminar a Maduro que no paraba de hablar. Y de repente volvioó la luz, y él, parafraseando a la Biblia, lo proclamó: Y la luz se hizo. Se paró la gente a aplaudir mientras Maduro cogía vuelo: “no hay nada que nos detenga”. Pero si se va la luz es culpa suya, señor Maduro, o en todo caso de su gobierno. Mínimo, reclámele al señor Chacón.

 Lo cierto es que allá llegó el General Carvajal, y fue recibió como héroe.  Uno se pregunta, sin entrar en los detalle por los cuales fue detenido y mucho menos liberado, ¿qué hace que una persona sea un héroe para esta revolución tan curiosa y qué hace que no lo sea? ¿Por qué es héroe Hugo Carvajal y no Héctor Navarro? ¿Por qué Carvajal, que sale expulsado de Aruba, decretado persona non grata y no puede volver a entrar más nunca en todo el Reino de Holanda, es un héroe?  ¿Qué acción heroica fue la que hizo por la patria?

  Quiero cerrar con un incidente curioso. Una vez que había pasado esa caravana de camionetas todo terreno que llevaba al Pollo, a mano izquierda, ya cerca de la salida en Catia, un automóvil donde viajaba una familia, tuvo un incidente con dos de los motorizados de la escolta presidencial. Fuera del carro un hombre, una mujer y una niña. El hombre, realmente alterado por la manera como los dos escoltas le habían mandado a orillarse, les manoteaba vehemente. Les reclamaba con mucha rabia, con mucha fuerza. Y de repente sentí que estos dos poderosos escoltas, con sus gruesas chaquetas de cuero negras y sus pístolas al cinto, quedaban como al margen, impotentes. Esta escena era impensable unos cuantos años atrás.

  Como el ciudadano de la autopista, sospecho que hay muchos venezolanos anónimos, de esos que llaman de a pie, que ya están hartos de tanto abuso de poder. La rabia puede terminar generalizada.

 

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2 respuestas

  1. Esa misma indignación he sentido en varias ocasiones…que falta de respeto y que abuso del régimen…me pregunto..será que son mas venezolanos q el resto que salimos todos los dias a ganarnos el pan de manera honesta?

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