1° de septiembre – Fernando Rodríguez

Por: Fernando Rodríguez

Ese primero de septiembre debería, tiene que salir bien. Y supongoFernando Rodriguez que bien quiere decir masivo, pacífico y el comienzo de una incesante cohesión y una certera acción de la mayoría de los venezolanos para poner fin a este régimen que nos aplasta. En otras palabras, debemos encontrar, al fin, la pieza que pueda unir el inmenso e innegable malestar social que se abate sobre el país -y causa un sufrimiento sin nombre en los pobladores- y una acción política acorde con su intensidad y urgencia; lo que no hemos logrado en estos ya largos meses que van desde el 6D, un parteaguas, al presente, en que la escasez o  la inflación hiperbólica o la criminalidad sin bridas no han conseguido convertirse en ágora, en acción concertada, en jaque decisivo a las minorías gobernantes, armadas y con el uso sin principios de poderes políticos desvencijados y malvivientes. Nada garantiza este objetivo, inclusive uno no puede olvidar la pobreza de las más recientes congregaciones opositoras, salvo un nuevo e irrefrenable salto adelante de la voluntad colectiva.

Hasta el momento de redactar estas líneas hay preguntas sin respuestas muy claras. El vínculo de los movimientos del interior con la toma de la capital. Inclusive qué es eso de toma y no marcha, congregación o similares. Cuál es la agenda posterior. Las alternativas b, c, d…. a las decisiones del CNE. Pero, en fin, ya se irán sabiendo, pues no todo puede decidirse a priori porque el desarrollo de los acontecimientos irá mostrando obstáculos e inventando caminos.

Que haya inconvenientes en casa no es tampoco un secreto. Esperamos que al menos se posterguen para futuras ocasiones menos obligantes. Capriles ha dado por muerto el diálogo en una sentenciosa entrevista en este diario. Otras cosas no muy acordes con esta se han oído también recientemente. Hablar de candidaturas es intempestivo, repitió. Y otro dijo lo que dijo, que todo el mundo oyó. Pongamos todo ello en el libro de cuentas de la pluralidad imprescindible a los frentes muy amplios. El evento está ahí, a días, y es lo que ahora obliga. Por cierto que se ha vendido con muy grandes palabras que habría que honrar.

Me atrevería, otros dibujarán rutas y objetivos, a hacer una pequeña observación a un problema mayor. Se podría plantear así: ¿por qué los ciudadanos llevados a niveles terribles de miseria no responden muchas veces con contundencia a sus depredadores, sino que permanecen aislados e inermes? Se pueden hacer observaciones que algo explican, sólo algo: están demasiado atareados en sobrevivir… el despotismo los disgrega con la fuerza…pero puede que exista una razón más genérica. La ha dicho alguna vez Merleau-Ponty, quien consideraba que todo lo que pensamos proviene de lo que vivimos: los intereses se juntan sólo cuando hay experiencias compartidas, reales, que demuestran que asociados se consiguen logros superiores. Un sindicato se une a la federación cuando ha experimentado una victoria trabajando mancomunadamente con el vecino. Bueno, es muy posible que si el esfuerzo del 1° de septiembre demuestra que unidos somos una fuerza poderosa, que hace retroceder el despotismo, sus tribunales y bayonetas, hayamos empezado a encontrar la vía regia, tanto tiempo perdida. Y el uno se convierta en dos y tres.

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