Soledad Morillo Belloso

Alambre de púas – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso 

En las haciendas de ganado hay potreros. Así se hace para que los animales coman con orden y productivamente.

Algunos liderazgos de oposición creen que Venezuela es un conglomerado de fincas, con linderos marcados con cercas ciclón y con potreros divididos con palos unidos con alambre de púas. Algunos hacen cuatrerismo y, de noche, cuando sólo hay cocuyos, ruedan esas cercas para hacerse de más terreno.

El alambre de púas es muy traicionero. Más de una vez vi animales engarzados en esas cercas, a veces heridos de muerte o, en su inmovilización, quedando a merced de fieras depredadoras.

Gómez creía que Venezuela era su hacienda. En sus primeros años de estar en el poder, puso orden en el desastre. Luego, con ya todo ordenado, sacó las uñas y convirtió al país en un modelo anacrónico. Cuando al fin murió, Venezuela logró entrar con años de retraso en el siglo XX.

Maduro tiene más poder que Chávez.  Descubrió que para ser un presidente autocrático la popularidad no hace falta y antes bien sobra y estorba. Lo de este individuo no es un gobierno; es un estado de sitio a la criolla. Es decir, con liviandades. A la cerca de alambre de púas le dejan espacios abiertos para que algunos puedan entrar y salir a placer.

Por supuesto que el desmadre tiene que tener cierto orden. Y no admite relajos. Cuestión del «look». Así las cosas, Maduro descubre ahora que hay corrupción. Como si vandalizar el país y sacarle el cuero a lonjazos hubiera sido hecho en un operativo relámpago de una semana. Llevan años en la «Operación Alibaba».

Sobre eso y no sobre las rencillas internas deberían estar declarando todos los liderazgos de oposición, al unísono y con un solo discurso. Porque ese festival prostibulario en el que por años saquearon es lo que ha producido las aterradoras cifras de pobreza en Venezuela. Esos miles  de millones de dólares nos los robaron a los venezolanos. Y fueron igualitarios. Nos robaron a todos. A millones de venezolanos, los vivos, los que han muerto durante estos años y los que aún no han nacido.

Los liderazgos de oposición no pueden meterse en potreros cercados.  No hay que tumbar el gobierno. Hay sí que tumbar esas cercas de alambre de púas.

 

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