¿De qué sirve votar? – Luis Pedro España

Por: Luis Pedro España

¿Para qué votar en las elecciones parlamentarias? Votar porluispedroespaña intangibles no es precisamente la forma más adecuada de movilizar a la población. De pretenderlo, debe acompañarse de razones concretas para hacerlo. Con las parlamentarias seguramente no vamos a cambiar este saco de calamidades que llevamos a cuestas. No hay forma de asegurar que la mayoría parlamentaria va a acabar con el desabastecimiento, la inflación o la recesión económica. Sería muy irresponsable prometer semejante aspiración. Además, la población sabe que desde allí eso no es posible. Entonces ¿para qué votar en las elecciones parlamentarias?

Estas elecciones son tan importantes para la oposición que el gobierno aún no se atreve a convocarlas. Pueden ser el verdadero comienzo del fin, pero la población en general aún no lo cree. El temor de perderlas solo se compara con la sinuosidad con la que se maneja el tema. Ese “sí, pero no” que padece quien sabe que no le conviene una sola elección más, conduce a una sola estrategia: desmovilizar a quienes podrían cambiar la historia.

En estas elecciones las razones objetivas para votar en contra sobran. Salvo quien ostente una dosis de caradurismo sin límite, puede decir que estamos bien o, peor aún, que vamos por buen camino. No hay una sola razón por la cual votar por los candidatos del gobierno. El problema es que todavía el pueblo no parece saber por qué votar por la oposición.

Cada candidato de la oposición tendría una lista de razones concretas por las cuales castigar al gobierno. Pésimos servicios públicos y peores servicios sociales se suman a los tradicionales y ya crónicos problemas económicos y de seguridad, y todos ellos constituyen un prontuario para mandarlos (de largo) para las duchas. Pero, y una vez más, si no podemos cambiar desde el Legislativo lo que es competencia del Ejecutivo, ¿cómo hacer que la población vote en contra de los responsables de este desastre?

Es hora de elevar el discurso. Es hora de que los sueños acompañen el cambio de la realidad que el gobierno confiscó. Además de la arenga concreta, del señalamiento de los problemas específicos y de que las denuncias se conviertan en una justa sentencia, es el momento de ofrecer alternativas para el progreso material, la superación del miedo y el respeto por la vida.

Hoy, cuando ningún venezolano puede esperar nada del Estado para satisfacer sus necesidades, ofrezcámosle leyes y normas que rescaten el valor del trabajo digno y productivo como la única forma de alcanzar la realización individual y familiar.

Ahora, cuando el miedo quiere paralizar la indignación y la necesidad de cambio, ofrezcamos el Parlamento como la forma de recuperar la voz para que el pueblo les reclame a los poderosos sin temer por las consecuencias.

En momentos en que la destrucción institucional ha hecho de lo público un lugar para la desconfianza de unos y el pillaje de otros, prometamos hacer del Parlamento la oficina desde la cual se podrán tramitar los abusos y privilegios de unos pocos a costa de los que somos muchos.

Sobran las razones para votar, por los problemas específicos que nos agobian, pero también por sus causas, esas que están escondidas en un proyecto caduco que pretendió cambiar independencia personal por sumisión estatal, reclamo ciudadano por miedo represivo y necesaria confianza institucional por favorcitos de recomendados.

 

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