Están a tiempo – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Quien escribe ha sido opositora a este envión equivocado desde febrero de 1992, mes que para tantísimos venezolanos no es ni tan siquiera un vago episodio en su memoria personal. Muchísimos de los caídos en estos 18 años no estaban vivos cuando aquel amanecer de golpe o eran apenas unos bebés. Yo lo recuerdo muy bien. Y también los sucesos de noviembre de ese mismo año. El sonido de la bala que esquivé por milagro de Dios es algo que no he podido olvidar jamás.
No soy, entonces, alguien a quien recientemente le cayó la locha. Supe desde el mero principio que algo que nacía con odio no haría sino sembrar las terribles semillas del rencor, la ira y el divisionismo, tres graves enfermedades que contagiarían a la sociedad para su desgracia.
Están a tiempo. La frase la escribo usando la segunda persona del plural. En presente indicativo. Les hablo a ustedes. Los que mandan. Los que hablan a los micrófonos y cámaras. Los que están en los palacios y cuarteles. Los que tienen el poder para parar este horror. Sí, digo horror. No consigo otra palabra. El idioma se me va quedando corto.
Es mayo. Mes de la Virgen. De la primavera. De las flores y las mariposas. Mes de la Madre. Y el asfalto está teñido de rojo. Es una absoluta contradicción con el mes. Que la sangre válida es la de las mujeres cuando dan a luz. Eso es un milagro. El asesinato es un delito, grave, es un  pecado mayor.
Están a tiempo. Pueden parar este crimen masivo. Pueden frenar un horror que sus terribles consecuencias todavía están por verse. Todas las sociedades que atraviesan fuentes enfrentamientos no consiguen curar las heridas sino muchos años después, si lo logran.
Están a tiempo. Basta una «decisión ejecutiva» que ponga fin a este decreto de guerra muerte dictado en quién sabe qué búnker donde se reúnen ustedes. Están a tiempo. A tiempo de frenar la masacre que ya empezó, que ha costado ya demasiadas vidas y heridas de difícil cicatrización. Si lo que ha pasado es malo, si ustedes prosiguen, las heridas y los muertos serán zanjas en la sociedad. Están a tiempo. A tiempo de escuchar la sensatez, de mirar de cerca y de lejos, de entender que la historia no se borra.
Están a tiempo. Por Jehová, por Alá, por Cristo. Por Darwin, Einstein y Hawkings. Por la Torá, los Evangelios, por el Corán. Por las ecuaciones y leyes de las ciencias.
La tumba de Boves en Urica es un espacio abandonado. Nadie jamás la limpia ni va a ponerle flores.
Están a tiempo. A tiempo de apaciguar. A tiempo de bajar los puños. A tiempo de ceder ante un pueblo que se resiste a la tiranía y une no se va a rendir, aunque le cueste la vida.
Están a tiempo. No permitan que se les acabe el tiempo.
@solmorillo

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