Soledad Morillo Belloso

La agenda – Soledad Morillo Belloso

Por: Soledad Morillo Belloso

Quizás lo más difícil es hacer una agenda. Porque los desesperados tratan de imponer la suya, que es la de las urgencias. Las confunden con lo importante. Pero resulta que dejarse guiar por las emergencias acaba con la necesidad estratégica de ver el bosque y no sólo el árbol.
Muchos se preguntaron para qué servían los juicios de Nuremberg y Tokio. Al fin y al cabo, en el mejor de los casos, pensaban algunos, unos pocos culpables de crímenes espantosos acabarían sentenciados a penas que variaban desde la muerte a años de prision. Con ello las millones de victimas, fallecidas o sobrevivientes, no recuperarían lo perdido.
El futuro depende de la correcta evaluación del pasado y el presente. Lo peor de las guerras y los conflictos son los destrozos que causan, las secuelas.  Venezuela no está en una encrucijada, está en un punto de quiebre. O echa para delante, o se hunde irrecuperable mente en un foso, en el que transcurriría su futuro. Ese punto de quiebre no se dilucida el 28 de julio. Más bien será después de esa fecha, y depende de lo que decida hacer el contrincante que resulte ganador.
Existe un pormenorizado “Plan País” que, más que un documento de miles de páginas, es un plan de navegación para sobrevivir a la tormenta y llegar a puerto. Seguramente, aunque desarrollado por las mentes de venezolanos brillantes, necesita “aggiornamento”. Pero existe. Y no es cuestión de nuevos liderazgos (de mucha o mediana edad) inventando el agua tibia.
Decía Napoleón que las guerras se ganan en las salas de suministros. Cuidado con quedarnos con la vista pegada en el campo de batalla.

 

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