La Comisión Nacional de Primaria acertó – Trino Márquez

Publicado en: Polítika UCAB

Por: Trino Márquez

La decisión de solicitar el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral por parte de la Comisión Nacional de Primaria me parece correcta porque coloca esa consulta en el plano nacional que debe lograr para que represente de forma genuina la voluntad del vasto y variado mundo de los opositores. Lo otro, que la cita sea organizada al margen del organismo comicial, sería condenarla a ser un evento de un débil alcance, rústico y lleno de limitaciones  por la precariedad de los locales donde se convocaría a los electores y la insuficiencia de los recursos que se manejarían.

El choque sufrido por la sociedad civil desde que Nicolás Maduro asumió el Gobierno, debido a la crisis económica, al éxodo masivo de venezolanos al exterior, al debilitamiento de los partidos políticos y de la gran mayoría de las organizaciones civiles, han debilitado de forma severa el tejido social. De ese país que se movilizó frente a los desmanes iniciales de Hugo Chávez, que logró desalojarlo de Miraflores luego de la gran marcha del 11 de abril de 2002, que se lanzó a la aventura del paro petrolero, ya queda muy poco. Esta es una  nación en la cual su sociedad civil tiene que reconstruirse a partir de sus ruinas.

Esta realidad no la perciben los críticos más feroces de la participación del CNE en las primarias. Veo en ellos llamados piadosos al empoderamiento de los ciudadanos para lograr primarias sin la presencia del CNE. No observo en esas afirmaciones el contexto en el cual transcurre la vida cotidiana de los venezolanos. ¿Cómo van los electores a asumir un papel protagónico en gran escala si las organizaciones de base han desaparecido, los partidos políticos son raquíticos, las ONG se encuentran amenazadas y son hostigadas continuamente, la represión constituye un poderoso factor de disuasión en las barriadas populares, cada vez más empobrecidas y populosas, y la gente vive obsesionada por satisfacer sus necesidades esenciales?

El frágil cuadro organizativo en el que viven los electores y la oposición en general, tendría que ser el punto de partida para analizar las posibilidades de convocar unas elecciones primarias  que atraigan a la mayoría de los ciudadanos opuestos al Gobierno. El universo de votantes que acudirá a depositar su voto el 22 de octubre debe andar por el entorno de los tres millones. Esta cifra puede ser un poco mayor o un poco menor dependiendo de la intensidad y el atractivo que le pongan los candidatos y las organizaciones que los respaldan. No encuentro ninguna fundamentación estadística para sostener que la presencia del   CNE ahuyentará a los electores y que su ausencia los estimulará a acudir a los centros de votación. Tampoco creo que el uso de las captahuellas sea un factor  disuasivo crucial. En Venezuela ya no es necesario elaborar una nueva Lista Tascón. El Gobierno condenó a la inmensa mayoría de los venezolanos a la miseria o los arrinconó para que huyeran del país.

La CNP actuó con pragmatismo cuando decidió acudir al CNE para requerir apoyo técnico. Ahora hay que esperar la respuesta del  cuerpo electoral, controlado por el oficialismo. Hasta el momento nada está decidido. Hay que ver qué dirá el régimen. Es probable que establezca demandas que a la oposición le resulte más difícil aceptar. Por ejemplo, que las captahuellas estén conectadas al cerebro central del CNE en Caracas; o que la CNP debe entregarle los cuadernos electorales firmados al ente rector o a la Sala Electoral del TSJ. Cualquier violación del derecho a la participación o a la organización independiente es posible en un ambiente donde predomina la arbitrariedad y el abuso oficial. Sin embargo, hasta ahora lo que ha pedido la CNP es el respaldo para que el proceso se realice en los locales donde se llevan a cabo las elecciones nacionales o regionales, para que el proceso se efectúe de forma automatizada, las captahuellas se restrinjan a evitar la usurpación de identidades y los datos que estas arrojen no salgan del centro de votación. Esos son objetivos posibles de lograr.

A Maduro seguramente lo tienta la ruta emprendida por Daniel Ortega en Nicaragua. Pero, ese camino está lleno de piedras. Las sanciones que pesan sobre el régimen seguramente se endurecerán si el Gobierno decide dinamitar la consulta opositora para favorecer a los ‘alacranes’ y a la inocua ‘oposición oficial’. En Cuba, sometida a la bota comunista durante más de seis décadas, las protestas contra Miguel Díaz-Canel no cesan. La agudización de los castigos contra el régimen de Maduro podría ahondar la crisis económica y social en curso. Al cierre del primer semestre de 2023, las mayor parte de los indicadores económicos y sociales revelan que el modesto auge que hubo el año pasado, se evaporó. El cuadro actual  no sería nada con relación a lo que podría venirle al régimen si continúa con los abusos.

A la CNP hay que respaldarla. Esperemos que esto lo entiendan todos los candidatos.

 

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